« Cuatro » [Editado]

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Mantuvo los brazos de Shōto elevados por sobre su cabeza, es sólo su segunda vez juntos, así que se está guiando por su instinto, afortunadamente, el contrario hace exactamente lo mismo, pues a pesar de querer aferrarse a Izuku para arañar su espalda o morder su hombro, también le gusta la sensación de estar atrapado, sin poder hacer nada, y es que no es un secreto que desde su segundo año, su novio fue declarado por todos como el más fuerte de Japón.

(Si quisiera, Midoriya podría obligarlo a seguir y él no tendría otra opción más que obedecer, sería tan... Pero esa es otra fantasía que, por el momento, Shōto no reconoce como tal, creyendo que se trata de un pensamiento momentáneo.)

Al no estar acostumbrados, son algo torpes, lastimándose mutuamente cuando cruzan los límites de la brusquedad, entonces, cuando Izuku se inclina para otra estocada, sintiendo el brazo de Shōto ceder y hundirse ligeramente más contra la cama, se preocupa, abriendo los ojos como platos mientras intenta calmarse para no hiperventilar o tener un tipo de ataque, notando las lágrimas del bicolor que sigue perdido entre gemidos y jadeos.

—¿Shō-chan? ¿E-estás bien?—

—¿Hmm?~ S-sí, yo- ¡Ugh! Estoy genial—

Y es que este ya es su cuarto orgasmo, entumeciendo las sensaciones que no se centraran en el placer del acto, instando al mayor para que continuase, logrando que la preocupación ajena disminuya casi en su totalidad, asumiendo que quizás sólo fue su paranoia, un desliz... O un resorte de la cama.

—Oye...—

—¿S-sí?—

—Te amo—

El sentimiento desborda sus palabras y mirada, consiguiendo un sonrojo en el heterocromático, quien expresa las mismas emociones mientras se inclina para besar sus labios con dulzura, juntando sus frentes al volver a recostarse.

—También te amo—

[ ❁❁❁ ]

Se abrazan bajo las sábanas, relajándose en unos cuántos minutos, hasta que Todoroki tuvo el impulso de acariciar el pecho de Izuku, donde se mantuvo cómodo, soltando un quejido de dolor al que inmediatamente el segundo reaccionó, volteando a verlo y analizarlo de arriba abajo.

—¿Qué te duele?—

—El brazo, yo...— se interrumpió al bajar la mirada y notar, por primera vez, la hinchazón que acompañaba a los crecientes tonos de rojo y morado.
—¿Está roto?— preguntó, sorprendido y con curiosidad al experto en el tema.

—... ¿Qué?—

Si antes no tuvo un ataque, ahora está al borde del colapso, porque:

“Maldita sea, es mi culpa, obviamente es mi culpa, soy tan brusco, estúpido y torpe, que seguro ejercí más presión de la adecuada, pero claro, ni siquiera lo noté porque soy un absoluto idiota que no se preocupa por su novio ni merece tenerlo, no me extrañaría que me termine, es lo mejor, incluso supe que lo había lastimado, pero como no dijo nada, asumí que estaba bien, debí insistir, soy tan, tan, pero tan imbécil que...”

Su tren de pensamientos fue interrumpido por el suave cabello restregándose entre su pecho y cuello, seguido de pequeños besos en lugares al azar.

—Estabas pensando demasiado de nuevo— sonrió levemente.
—Honestamente, tampoco lo había sentido, así que no debe ser tan malo...—

—Gracias— susurró, avergonzado.
—No sé cómo debería ser exactamente una ruptura de huesos “normal”, así que no sé si es bueno o malo que no te duela tanto, pero, de todas formas, es mejor ir al hospital ahora, podemos ir volando para llegar más rápido...—

«Sex Time»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora