Letters to Malfoy ¦ Draco Malfoy [✓]

cinco

Iris se viste con unos pantalones vaqueros largos y un jersey bastante gordo. Hace un frío que ni en el Polo Norte, y además iban a ir al Lago Negro, debía abrigarse bien.

El pelo se lo deja suelto y se mira en el espejo, todavía piensa en por qué está haciendo esto y como ha tenido los ovarios de hacérselo saber a Draco.

La chica, hiperactiva de nacimiento, tiembla de nervios apoyada en el lavabo del baño de la habitación de las chicas de Ravenclaw.

¿Una Ravenclaw con un Slytherin?, en la vida... Pero, ¿Draco Malfoy con Iris Abernathy? Podría ser.

—No pienses en las casas —susurra la chica para sí misma.

Despacio, baja las escaleras y sale de la casa de Ravenclaw empezando a bajar todas las escaleras para verse con Malfoy.

Toquetea sus manos mientras camina pensando lo que va a decirle al platinado y sin darse cuenta, está fuera del castillo.

El aire frío impacta contra ella haciendo que su largo cabello de bandazos en el aire. Comienza a caminar hacia el Lago Negro con pies de plomo y cuando llega, ve que no hay nadie allí.

Decide esperar a que Malfoy llegue, tal vez se estaba preparando también mentalmente para esto, por lo que se sienta y abraza sus piernas con algo de frío.

Las horas pasaban y el chico no aparecía, Iris se desespera y piensa que se acabó, que ya no espera más, por lo que se levanta y algo más rápido, camina hacia el castillo.

Sus labios temblaban y sus ojos escocían debido a las ganas de llorar, pero que tonta había sido, ¿realmente creía que Draco iba a ir? Draco no iba a perder su tiempo con ella, pero como siempre, Iris es una ingenua.

La chica sorbe los mocos y antes de entrar por la puerta, alguien sale rápidamente y choca contra ella, haciendo que se caiga al suelo.

Ambos se miran, el platinado la mira desde arriba y ella con las manos en el suelo y las piernas dobladas, mirando hacia arriba.

—Lo siento —le dice levantándola.—No tengo muchos reflejos.

—Ya, ya veo —murmura ella.

El chico se queda examinándola y aprieta sus labios en una fina línea. Iris mira al suelo, avergonzada y comenzando a pensar que todo esto había sido una mala idea.

—¿Eres tú? —pregunta Draco haciendo que Iris vuelva a mirarlo.—¿Eres Águila?

—Soy yo —carraspea.

Draco sonríe y asiente.

—Te vi colocando la última carta, pero nunca te he visto por los pasillos, ¿dónde te metes?

—No salgo mucho de la sala común de Ravenclaw, no me gusta. Solo salgo para las clases y poco más.

—Pues sorpresa, te he encontrado —se ríe el chico entredientes.—Ya lo sabes, pero soy Draco, Draco Malfoy.

—Iris Abernathy.

—Bonito nombre —dice Draco y le da un beso en la mejilla.