Me enfermé y tuve que faltar una semana a la universidad. Una semana sin verte. Me gustaría que supieras que me sucedió.
Tal vez te sientes sola. No, olvídalo... no sería diferente sin mi. O tal vez si. Siempre vamos frente a frente, ¿Será que te hago falta? Sería bonito que así fuera.
La gripe me tenía mal. Acostada en mi cama estuve por una semana sólo levantándome al baño. El papel higiénico se convirtió en mi mejor amigo, al igual que la sopa.
Mi cabeza dolía de una manera absurda pero aún así no salías de mi mente. Solo quería recuperarme para verte.
Fueron días largos pensando en si habías atado tus cordones de la zapatilla, queriendo saber de que color era el suéter que traías, si traías mochila o morral.
Como dije, no dejé de pensarte ni un momento.
Eres tan sublime, realmente maravillosa.
Por fin logré recuperarme, mi gripa se había curado. Todo gracias a la sopa.
El día siguiente me desperté antes de que mi despertador sonara. Me preparé irónicamente rápido y salí.
Mis pasos fueron rápidos también. Estaba tan contenta de volverte a ver. Tomé el tren, el vagón cuatro y me senté donde siempre.
Mis manos entre mis muslos y mi pierna tiritando, la ansiedad estaba devorándome.
-Vamos, vamos- Quería que el tiempo pasara pronto. Sentí que el tren se quedó muchos más minutos en mi estación cuando en realidad había sido solo uno.
Arrancó y gracias a la velocidad, tomó la parada de Tzuyu. Mis cejas levantadas al verte entrar.
Tartamudeé tu nombre con nerviosismo y me levanté lo más despacio que pude aún que no fue tan útil mi intento pues me llegué a marear por levantarme rápido.
Supongo que piensas que soy estúpida... y quiero morir.
Cuando ingresaste, parecías estar buscándome. Cuando tus ojos chocaron con los míos, te detuviste.
Volviste a sonreír.
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Mis ojos comenzaron a sentir el ardor de lágrimas sin caer, retenidas en mi párpado inferior.
El tiempo se detuvo. Hace unos minutos deseaba que el tiempo se acelerara, ahora solo quiero que se estanque en este momento.
Te acercaste lentamente.
-Yo no te conozco y ya te echaba de menos- Tus cejas eran curvas, seguía la sonrisa esbozada. -Todas las mañanas, llego tarde a la universidad sólo por verte a ti. Por eso siempre elijo este vagón a la misma hora que siempre-
