❁ཻུ۪۪ 𝙈𝙔 𝘽𝙀𝘼𝙐𝙏𝙄𝙁𝙐𝙇 𝙊𝙈𝙀𝙂𝘼┋ Shouto solo era un Omega simple y común. No es tan bonito, ni tan sobresaliente como otros de su misma casta, pero con la sonrisa que tenía para Eri, le hacía pensar a Izuku que era el Omega más bonito.
-ˋˏ Ámame siempre sólo de una forma honesta. Tú y yo, eternamente ˎˊ-
Basado en el cortometraje "My Beautiful Woman" ¡!
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Corría por las calles entre disculpas por sus empujones a la gente de su alrededor, escuchando insultos y gritos sin importarle realmente mientras su uniforme se volvía cada vez más desarreglado con todas las arrugas que provocaban sus rápidos y poco delicados movimientos, pero no podían juzgarlo realmente, tenía una razón válida para hacer tanto alboroto.
Por ella.
Sonrió inconscientemente y siguió con su lucha de pasar a través de la gente que transitaba en hora punta, apresurando su paso cuando vio una escuela primaria yendo directamente a los baños donde se quitó la chaqueta de la ropa de su escuela, arregló su camisa y se cambió los pantalones verde oscuro a unos negros, sacudiendo cualquier mota o polvo que tuviera encima, mirándose al espejo mientras llevaba su mochila al hombro antes de empezar a correr de nueva cuenta al gimnasio.
Su celular sonó, viendo rápida y fugazmente el mensaje de un Alfa mayor que el preguntándole dónde estaba, haciendo una mueca por ver la hora, regañandose por llegar tarde y pidiéndole disculpas mentalmente. No demoraría en llegar, no los defraudaría.
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Sus oídos se llenaban de el bullicio de las personas y niños reunidos en el gran gimnasio, viendo a diferentes Omegas en el escenario con sus cachorros, abrazandolos y besandolos con ternura con muchas felicitaciones para ellos, viendo a una niña pequeña de cabellos blancos y reflejos plateados en las escaleras jugando con sus manos nerviosa, mientras sus labios se apretaban cada vez más en busca de aguantar el llanto por la ansiedad, el miedo y el pánico.
Volvió a ver su celular, viendo como su mensaje había sido olímpicamente ignorado por el visto que le habían dejado, suspirando con pesades antes de empezar a buscarlo con la mirada, intentando ocultar preocupación en su rostro, pero que lo reflejaba su aroma. Si algo le llegaba a suceder a ese irresponsable, no se lo perdonaría, porque de manera inconsciente había hecho una promesa con él, proteger a su hija, y en silencio, a él, aunque no se lo había dicho directamente porque la vergüenza le carcomió ese día.