𝐝𝐞𝐬𝐛𝐨𝐫𝐝𝐚𝐫 | 𝐤𝐠𝐡𝐧

a l f a

¿cómo era siquiera posible soportar tanta presión en diferentes partes del cuerpo al mismo tiempo?

no entendía, las manos le temblaban, las piernas se debilitaban, el estómago se le hacía nudo y sentía que el pecho le explotaba por lo rápido que iba su corazón. no, la verdad es que aquello no tenía ningún sentido posible; por más que lo intentaba no encontraba una explicación del porqué aquel omega bajito, de ojos avellanas llenos de vida y con el cabello despeinado de un color naranja tan brillante le comenzaba a hacer estragos la cabeza (y cuerpo, cabe aclarar), dejándolo en un estado de trance eterno.

tampoco podía entender cómo era posible que el chico tuviera aquel aroma tan atrayente como a cítricos, probablemente alguna combinación de naranjas, mandarinas y toronjas, y bueno, si no entendía eso, menos iba a entender el porque sentía el cuerpo a merced del enano enérgico que estaba parado frente a él, gritándole con todas las fuerzas que pudiera tener en ese menudo cuerpo.

- ¿¡me estás escuchando, idiota!?

fue por instinto, un pequeño capricho que había comenzado a molestar a su parte alfa, el cual movía la cola de lado a lado, esperando el más mínimo contacto, no importaba si era físico, o por medio de palabras.

sentía que flotaba, que el mundo se desvanecía a su alrededor y que aquel olor lo envolvía con cariño y de forma tan sigilosa que no podía decir que se sentía atacado de una forma tan íntima, más bien lo disfrutaba, si. quería sentir esa paz y felicidad por el resto de su vida, pero ¿no era mucho pedir? claro, considerando que kageyama tobio había tirado todo el contenido de aquella pequeña caja con popote sobre el pequeño cuerpo lleno de energías.

- aish, espero que a la próxima te fijes por donde caminas, ahora tendré que ir a cambiarme y suga me regañará por llegar tarde...

y como si la vida no pudiera ser más complaciente con el pelinegro, aquella voz medio infantil, levemente aguda y totalmente del tipo que le gustaba sonó a su alrededor como una ráfaga de viento fresco y rejuvenecedor.

- lo siento, pero tu también venías distraído, así que no sólo es mi culpa.

y bueno, ahí iba la oportunidad de llegar a ser algo más con el hiperactivo omega de olor bonito, voz bonita y bueno, ¿por qué no? también de cuerpo bonito.

- ¿¡eh!? pero si tu te atravesaste como el maldito dueño del lugar, pero da igual, voy tardísimo y koushi se va a molestar.

tal vez el pelinaranja dejaba de estar tan tenso si le decía que efectivamente era el dueño de la pequeña librería ¿no?

- soy el dueño, y ya iba a cerrar, así que...

en algún momento el olor a aquellos cítricos dulces se comenzó a propagar por el casi vacío local, transmitiendo el enojo que comenzaba a sentir hinata, pero a tobio no le pudo importar menos, al contrario, que se quedara así por mucho tiempo, aunque sería mejor que fueran feromonas por felicidad... Igual no se quejaba.

- so-solo... ¡tu solo cobrame el estúpido libro y me voy!

[...]

tobio soltó un gruñido en la sala de su pequeño departamento, recordando y reviviendo lo que había pasado con el pelinaranja, dejando que el enano enclenque sin chiste, hiperactivo y lleno de energía, le hablara como si fueran iguales.

soltó un grito frustrado y sacó del refrigerador una pequeña caja de leche mentolada, pero luego de golpe recordó aquel delicioso aroma, y no supo decir que había provocado el que su saliva se volviera agua. Igual quiso convencerse de que aquello simplemente había sido por el líquido que bajaba por su garganta.

mientras tanto un despeinado Hinata estornudaba con fuerza, mientras un peligris se acercaba a tocar su frente a comprobar que no tenía fiebre.