o m e g a

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hinata quería llorar, y no solo porque su playera favorita se había manchado de leche achocolatada, sino porque aquel alfa estúpido con olor a madera recién cortada le había estado haciendo estragos la cabeza.

había llegado con su amigo koushi, un lindo omega peligris con un instinto maternal tan desarrollado que sólo con haber olisqueado un poco a su menor le miró curioso, así que shoyo no lo pudo evitar y comenzó a entre lloriquear y parlotear sobre el dueño de aquella librería.

— hinata, mi pequeño polluelo, decídete ¿es guapo o idiota? No te entiendo, hablas mucho y me confundes.

— es que, mi corazón fue como "waaaaash" y luego habló con su voz toda hermosa y fui tipo "kaboooom" y sentí bonito... y, oh~, ese aroma me abrazaba de una forma tan arrazadora que me mareaba y me hacía querer pegarme a él y que me llenara de su aroma... incluso hubo un momento donde mi nuca picó un poco... tengo miedo...

el pelinaranja tembló levemente sin poder detenerse, se sentía frustrado y cálido con el solo recuerdo de la voz y el aroma del pelinegro, estaba seguro de que nunca había tenido una conexión tan fuerte con alguien.

no, nunca había tenido siquiera una conexión con alguien.

koushi frunció el ceño sin entender muy bien, pero supuso que era lo suficientemente importante como para que uno de sus bonitos polluelos lo viera desde el sillón color crema, con las bonitas y abultadas mejillas rositas por el sonrojo y las esquinas de sus enormes ojos llenas de lágrimas.

— tal vez sea tu pareja destinada... Aunque lo dudo, tu celo no se adelantó.

el omega mayor se encogió de hombros tras ofrecerle el vaso con jugo de naranja (lo que sugawara aseguraba era cometer canibalismo con el primo lejano de su menor).

— ¡no digas eso! Me da vergüenza solo tener que imaginar en volver a verlo frente a frente...

— mandarina bonita, ¿sentiste una presión agradable en tu estómago? ¿el olor te relajó lo suficiente como para no estar realmente enojado?

el omega sabía cómo tratar con el chico, cuidaba sus palabras para simplemente darle un empujón y que así, shoyo pudiera descubrir las cosas por sí mismo.

y si, no le sorprendió cuando lo vio abrir los ojos y boca tan grandes a modo de descubrir la verdad de la vida y la que. parecía ser la respuesta del embrollo en su cabecita.

— ¡tengo indigestión! seguro fue ese tazón de ramen super picante que comí ayer mientras veía el partido de vóleibol.

sugawara solo pudo suspirar y golpearse con su mano levemente la frente, comenzaba a perder la esperanza con el despistado chico, aún así sonrió a la par que negaba, seguro sólo había sido un enamoramiento esporádico pero como Hinata es muy tonto no sabe darle nombre a la sensación.

— aunque bueno, con indigestión o no, en verdad quería que ese idiota me marcara con su aroma... mi omega se removía ansioso pero no un ansioso molesto o asustado... s-se sentía cálido, ¿sabes cómo? fue como si toda parte racional se apagara, sólo quería sentir el latir de su corazón sincronizado con el mío.

el peligris se quedó de piedra, con las mejillas sonrojadas; jamás había sentido que alguna de las pláticas con hinata hubieran sido así de íntimas, y por un momento sintió ganas de llorar, porque a su paso, pero el chico estaba cambiando y no podía estar más feliz de poder verlo tan cerca. Aún así no alcanzó a hablar, cuando él chico en el sillón siguió con sus palabras, mirando el cactus que yacía en una masetita en el centro de la mesa de té.

— creo que incluso es más simple que eso mamá, quería que el chico solo fuera para mí.

hinata probablemente no entendía el peso de sus palabras, ni siquiera se había podido emocionar por el "mamá" que había recibido y que llevaba semanas esperando.

— quería emparajarme con él.

𝐝𝐞𝐬𝐛𝐨𝐫𝐝𝐚𝐫 | 𝐤𝐠𝐡𝐧Donde viven las historias. Descúbrelo ahora