Me desperté gracias a la luz del sol que se colaba por los agujeros de la carpa. Los murmullos de mis amigos ya se escuchaban al otro lado de la tela, junto con el sonido de los platos siendo apoyados en la mesa y los pasos rápidos de los niños que corrían por ahí.
Me levante de la cama y me pase ambas manos por el rostro para tratar de despertarme. Cuando estaba por cambiarme vi a James en el suelo aun dormido. Sonreí al mirarlo. Debía estar agotado y se quedo dormido. Ayer habíamos ido a entrenar solos a un lugar un poco mas alejado en el medio del bosque.
Decidí dejarlo dormir mientras yo me vestía, no le iba a hacer daño descansar un poco más. Una vez vestida fui a ver como iba todo afuera, tenía que asegurarme que alcanzaba comida para todos y que esta fuera repartida justamente.
-Buenos días Ivy.
-Buenos días, María ¿Cómo va todo hoy?
- Estable, hoy hay menos comida que ayer, pero creo que es suficiente para todos.
- Mañana iré con James a la ciudad, quizás podemos conseguir un poco más de comida, además de ropa.
María me sonrío para luego seguir sirviendo el desayuno. Yo era líder así que debía mantener la calma, pero a decir verdad estaba preocupada. El lugar a donde solíamos ir por comida esta a punto del completo abandono, pronto ya no habría nada en esa tienda.
Una vez que todos nos sentamos a la mesa pudimos comenzar a comer. James se sentó a mi lado como solía hacer.
-No me despertaste.
-Ayer fue un día largo, pensé que lo necesitabas.
-Sí pero también necesito ocuparme de las demás, no tienen por qué hacer todo sola.
Continuamos con nuestra rutina, hoy me tocaba jugar con los niños por lo que decidí llevarlos a un pequeño lago que quedaba a algunos metros del campamento principal. Yo me quede sentada apoyada sobre un árbol mientras leía un libro y cada tanto levanta mi cabeza para asegurarme que todos estuvieran bien.
-Ivy- escuche como uno de ellos me llamaba. Era Inés, una dulce niña rubia que siempre me pedía que le contara historias antes de dormir. - August está llorando otra vez.
Dejé mi libro a un lado y fui en su dirección.
- ¿Qué pasa August? ¿Te lastimaste?
Él negó con la cabeza.
-Extraño a mi mamá.
Eso me estrujo el corazón. Si para mi o para cualquier otro adulto era una situación muy difícil, no me imagino lo que debían de sentir los niños que fueron prácticamente forzados a crecer en este ambiente.
Me agache a abrazarlo tratando de consolarlo.
-Lo se August, todos estamos sufriendo esto, pero hay que tratar de sobrellevarlo de la mejor manera posible.
-Pero la quiero conmigo, extraño sus abrazos, a veces siento que voy a olvidar su voz.
Pobres niños, ellos no pidieron nada de esto, ninguno de nosotros lo hizo.
***
- ¿Cómo te fue hoy con los niños? Escuche que August lloro de nuevo.
-Sí, yo trate de calmarlo, pero abrazarlo no hace que todo esto se solucione.
-No lo culpó, si yo teniendo 24 quiero llorar a veces cuando pienso en todo esto. Pensar que un día éramos jóvenes que solo vivían su vida y casi de la noche a la mañana todo se volvió una pesadilla.

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Hiedra
RomanceEl sonido de la brisa se escuchaba a través de la tela, se podían escuchar los grillos cantar en el frio bosque. Espere a que todos durmieran y cuando pasaron un par de horas me levante de mi cama, tome mi pistola y camine hacía su carpa. Tenía que...