La hija de Raditz(Dragon ball)

Capítulo 3

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Narrador Omnisciente
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—¡Muevete Daila!—Llamo a su hija desde la entrada de la casa—¿Por qué no quieres salir?

—No es de mi interés, los niños no juegan como yo—Contó desanimada—¿Por qué tenemos que fingir frente a esas personas?

—Ya lo hablamos, no sera por mucho, ya tengo algo en mente—Sonrio caminando fuera de la casa siendo seguida por Daila—Y no tienes que fingir, solo no muestres tu fuerza, nadie sabe de ello así que juega normal.

Aún no se acostumbraba a la forma de vida humana en la tierra, principalmente porque tenían que ocultar sus colas de mono.

Daila odiaba hacerlo por lo que la simplemente la ocultaba debajo de un sueter amarrado a su cintura.

Jena temía que los Saiyajines que acabaron con Raditz encontrarán a su hija, pero si lo hacían no dudaria en matarlos ahí mismo.

Haberse escondido no significa que sea débil, lo hizo por Daila que era una bebe pero ahora que su hija había crecido perfectamente podría ayudarla a matarlos.

La niña genero rencor contra el Namekiano y el Saiyajin del que le estuvo hablando su madre durante años, no era una niña Saiyajin débil, era impresionante su fuerza y poder.

Se dirigieron a la cuidad, Jena quería que Daila caminara entre más niños de su edad a pesar de ser de diferente raza, debían pasar desapercibidas.

—¿Quieres comer algo?—Pregunto tocando el hombro de su hija quien asintió energéticamente.

—Gracias—Sonrio de lado—Este lugar es el nido de los humanos, ¿No?, ¿Solo estan aquí o hay más lugares?

—Hay más, viven en todo el planeta tierra y hablan diferentes lenguas—Comento a su hija.

—Aún así son debiles, sus armas no nos hacen ningún daño—Observó al frente—Me siento diferente...—Confesó—Con algo especial...

Jena tomo el helado de su hija para mirarlo a los ojos.

—¿No te gusta?—Preguntó esperando una respuesta.

—Si me gusta, lo que me molesta es tener que ocultarlo mientras que ellos se muestran volando y pasando delante a mis ojos—Dijo casi gritando—No tienes que seguir con esto, he crecido y pudo ayudarte, no soy débil, mamá.

—Eso me alegra, no dependes solo de mi pero para encontrarnos con ellos debe ser una gran casualidad y tener oportunidad para matarlos—Dio una mordida al helado.

—¡Eso es mío!—Grito quejándose, Jena río para entregárselo—Mamá, ¿Por qué nunca me dejaste ayudar?, aquí estuvo un tal Cell, Majin buu y quien sabe cual más.

—Solo lo haría si estaban cerca de nosotros.

Hasta un punto, Jena era algo egoísta pero solo era por Daila, la tierra no le importaba más alla de las esferas de las que había oído de una mujer de cabello azul.

Ciertamente, Jena había luchado contra Buu cuando volaba por los cielos observando a la cuidad destruida, logró huir sin ninguna herida.

—¡Saldre a pasear!—Informo de repente Daila para alzarse en vuelo—¡Volvere antes de la noche!

A Jena no le dio tiempo de hablar cuando Daila ya se había marchado.

Estaba bajo las miradas atónitas de las personas.

Jena río un poco al saber que se dirigía a entrenar.

Daila solía entrenar en un gran bosque, destrozaba los árboles y el suelo con su fuerza bruta. Pero aún así deseaba poder entrenar con alguien más que su madre la cual ya conocía todos sus ataques.

Se había enterado de los guerreros de cabello dorado, expulsaban su energía a través de un gritó y un sentimiento de ira o miedo para lograr la transformación.

Ella también quería convertirse.

Quedo de pie en posición de combate.

Debía sentir miedo o ira.

Acumuló su fuerza, cerro los ojos y respiro con tranquilidad.

¿Miedo?, sentía miedo de no poder vengar a su padre como siempre deseó para hacer feliz a su madre.

¿Ira?, ¡Quería recorrer las ciudades sin ocultarse por su madre!, estaba enojada por no poder transformarse con facilidad.

Expulsaba su fuerza en un fuerte gritó, los arboles se destrozaban por el impactó.

A la distancia, los Saiyajines habían sentido ese grandiosa poder y se dirigían con ansias de saber a quien pertenencia ese poder.