Catalepsia: El Verdadero deseo de estar muerto.

II. Papeleo.

Tramites finales.

Ambos sujetos me bajaron, deslizaron la camilla hacía afuera de la camioneta, no tuvieron cuidado alguno, el golpear de las rueditas contra el suelo me generó un dolor en la espalda baja, bueno, para ellos no importaba, era lógico, ¿que dolor podría sentir un muerto?

Mi camilla viaja por lo que supongo es un pasillo, puedo ver la serie de luces en el techo, pasaban fugaces mientras el sonar de las ruedas al girar y la bulla del personal cercano me inundan los oídos.

-¿Es el? ¿Erick Sandvast?.

Una voz femenina Pronuncio mi nombre, mi primer nombre y primer apellido.

-Es él, se le ha declarado muerto, no muestra ningun signo vital, accidente automovilístico-La voz gruesa termino por condenarme con ese pequeño informe.
-¿Necesita investigación forense?-Respondio la voz femenina.

¡Dios mío!, ¡no!, no, no, entrar a la morgue era lo ultimo que en esta vida desearía, entrar VIVO.

-No, es un donante de organos registrado, lo dejamos en sus manos.

La misma mierda, el mismo castigo, la carnicería no cerraría sus puertas tan fácilmente.

La camilla paso a manos de aquella mujer, esta empieza a pasearme por todo el, lugar.
No se cuanto tiempo llevo andando, perdí la noción del tiempo, tampoco puedo medir las distancias, no tenía idea de nada, lo único de lo que tenía idea, era que aún no estaba muerto, Aún.

La camilla se ha detenido, puedo oir un teléfono sonando y el sonido de hojas de papel acomodandose.
-Es Erick Sandvast, ¿puedes verificar sus especificaciones en el sistema?-La voz femenina con tono calmado habló.
-Por supuesto, Erick Estephenson Sandvast J, 24 años, sangre del tipo 0+, ojos claros, cabello castaño, estatura de 1.72...

Mi mente me interrumpió mientras otra voz femenina me describía con tal exactitud que aterraba, mi cabeza intentaba plantearse lo que sucedería despues.

-Corazon, Corneas, Higado, riñones son los organos que puede donar, sala 4B, avisare al forense Ray para que te eche una mano.
-No será necesario, gracias.

Mi camilla ha empezado a moverse de nuevo, esta vez con mayor velocidad, a medida que avanza el frío del lugar aumenta y el miedo penetra cada poro de mi ser.

-Salvaras muchas vidas, amigo.

¡Solo deseo salvar la mía, maldita sea!

¿Acaso esta hablando conmigo?, de lo mas normal, esta hablando con un supuesto muerto, es aquí donde me planteo si los doctores y forenses estan realmente cuerdos.
Mis esfuerzos mentales por tratar de mover una sola célula de mi cuerpo son en vano, no lograba siquiera mover mi propia vista, pero estoy lleno de energía, me siento con fuerzas, fuerzas que no pueden liberar.

-La muerte no es el final, es solo el comienzo, y con tu ayuda, daremos inicio a nuevas vidas.

Su monólogo bien intencionado se torno psicópata, ¿quien demonios habla con los muertos? Claro estaba que yo no era uno pero la idea es esa.
Su voz es suave y relajante, pero no lo suficiente para sacarme de la cabeza el miedo infernal de lo que podría pasarme.

La chica acaba de empujar con fuerza mi camilla y abrió con esta un par de puertas, o al menos eso es lo que intuyo, la sala a la que ingresamos es muy fría, demasiado.

-Vuelvo enseguida, no te muevas.

Mentalmente me reí, de verdad, esto no me puede estar pasando.
Escucho las puertas abrirse, alguien ha entrado.

-Forense Monica, el expediente del fallecido esta listo, lo dejare sobre el escritorio, no hay más papeleo.

La voz de un chico irrumpió por toda la sala, para despues salir de esta.

¡Dios santo, sacame de aquí por favor!