El asesinato de Lesslie Williams

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La mañana del primero de septiembre en el pequeño pueblo de Toledo, amanecía muerta la hija de la familia más respetada de allí. Los Williams. Su hija mayor, Lesslie, se hallaba tirada en el suelo de su jardín con un golpe en la cabeza, golpe que le quitó la vida.

No es  exactamente un Detective certificado, pero cree tener todo para resolver este misterio. Dylan Andrews, un joven de 18 años a punto de entrar a la universidad a estudiar criminalística.

-Buenos días, señor Williams - dijo el muchacho al llegar a la casa de la fallecida.
- Buenos Días Dylan, ven pasa - respondió  y se hizo a un lado para que pudiera entrar.
- Hola cariño ¿ Quieres algo?   - preguntó la señora Williams.
- No gracias - dijo  amablemente - vine a ayudarlos con la investigación.

Las dos padres se miraron entre sí tratando de averiguar la razón por la que el joven quería ayudarlos, ya que su hija no era la persona más simpática. Y como si se hubieran leído los pensamientos, terminaron por preguntar al unísono :

- ¿ Por qué quieres ayudar en esto?
- Ya se que no era gran amigo de su hija, pero de cualquier modo quiero ayudar, no pierden nada dejándome investigar - respondió el castaño.
- No veo porqué no Elizabeth - dijo el hombre a su esposa.
- Bien, pero todo lo que descubras sobre esto queda entre nosotros.
- Eso haré, ¿ con qué deberíamos empezar? - dijo entusiasmado.
- Que valla a hablar con Verónica ¿no? - se dirigió el señor Williams a la mujer.
- Creo que será lo mejor, después ven a hablar con nosotros, estaremos algo ocupados - dijo cruzándose de brazos.
- Esta bien, nos vemos luego - se despidió y subió a la habitación de la mencionada.

La puerta estaba cerrada, dio tres golpecitos a la puerta y esperó. 30 segundos más tardes una chica pelinegra, ojos marrones, de no más de 17, con una blusa morada y un falda negra, abrió la puerta.

- ¿Que se te ofrece? - preguntó en una mezcla de ira y tristeza.
- Vine a hablar sobre lo de tu  hermana - dijo el muchacho lo más amable posible.
- Claro, pasa- abrio completamente la puerta dejándolo pasar.

Su habitación era Blanca con toques de morado. Tenia un cama negra con almohadas doradas, un tocador enfrente de ella completamente desordenado y a su lado un escritorio blanco lleno de papeles y bolígrafos. Había algo que destacaba, una foto de ella y la fallecida. Parecían felices. "Esto debe ser muy duro para ella", pensó el chico.

-¿ De qué quieres hablar ? - pregunto la pelinegra impaciente.
- Verónica, ¿no?
- Así es, vamos al punto.
- Esta bien, esta bien - dijo el en señal de rendición. - ¿ Que me puedes decir de tu hermana?

Verónica se sentó en la cama, tomó su cara entre sus manos y suspiró. - Amaba a mi hermana, pero nunca fuimos muy unidas. Casi no la conocía. No nos hablábamos mucho....
- Entiendo - el joven hizo una pausa y continuó - El reporte forense dice que murió entre las cuatro y las cuatro treinta de la mañana.
- Estaba de fiesta esa noche, era en nuestro jardín, se veía preocupada. - dijo la chica mirando al suelo.
- ¿Sabes alguna razón por la que estuviera preocupada?
- No realmente, pero..... - la pelinegra empezó a pensar, había algo esa noche que su hermana quería decirle, parecía importante.
- Pero .....
- Había algo que quería decirme. - por primera vez levantó la mirada, encontrándose con los ojos verdes del chico. - ¡Su habitación! - exclamó derrepente.

Se levantó de golpe y fu directo a la habitación de al lado. El chico la siguió sin cuestionarse nada. Las habitaciones de las víctimas siempre son relevantes, pensó. La pelinegra abrió la puerta Blanca con picaporte dorado, dejando ver una habitación con paredes mitad blanca mitad rosa. Una cama hecha y con sábanas rosa y almohadas blancas. Un tocador negro y un escritorio desordenado.
Verónica se acercó al escritorio y empezó a buscar alguna nota, mientras lo hacía, Dylan analizaba la habitación. Había un par de cuadros con fotos en tonos de blanco y negro, debía ser una apasionada a la fotografía, otro indicio de eso era la cámara que estaba en la mesa de luz encima de unos libros sobre el tema. El muchacho desvip su mirada a una foto que estaba en la mesita, era una foto de toda la familia, la cara de Lesslie parecía indicar que no estaba cómoda. Una voz aguda y suave hizo que sacara sus ojos de la foto y llevarlos a los de la pelinegra.
- Ven, mira esto - dijo y Dylan se acercó a ver el cuaderno negro abierto en una página en especial.
                           30/ 8/ 2019
Querido diario: 
Acabo de descubrir algo sobre la empresa familiar, y la razón por la cual la familia Wynwood no es más nuestro socio. Papá me ha amenazado de que si decía alguna palabra de esto estaría muerta, esta viniendo..... debe saber que estoy escribiendo esto. No quiere dejar rastro de nada. Por ahora te tendré escondido. Verónica sabrá buscar. 

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