Lo llamaban "el nuevo pulmón", un lugar tan puro que podía asegurar la vida en la tierra por un par de cientos de años más de lo que estaba previsto hasta entonces.
Todo lo que se decía de aquel sitio, más el misterio sobre origen, despertaron mi curiosidad.
Un avión y un par de trenes me llevaron a mi destino, era de madrugada y la luna se escondía entre las nubes.
Mi travesía inició a la orilla del río, el agua parecía iluminarse y llevaba su resplandor hasta las copas de los árboles.
Entendí el misterio; el lugar era confuso, se sentía paz, vida y armonía natural, pero en cierto momento del viaje tanta tranquilidad se volvía caótica y desesperante, como anunciando un desastre.
Pero como el caos ya era parte de mí, de todos modos, seguí adentrándome río arriba y me detuve un par de veces a observar detalladamente, tratando de descubrir de donde provenía aquella sensación horrible de paz.
Por una cuestión de creencias busqué la respuesta en el cielo, y como si leyera mi mente, una nube se iluminó justo encima de la gran pared natural de piedra que rodeaba el bosque.
Me dispuse a caminar, mientras amanecía. El suelo se volvía más rocoso y seco cada que me acercaba.
Por la posición del sol parecía ser medio día y la manzana en mi estómago empezaba a dejar un espacio vacío; pero olvidé todo cuando mis zapatos se empaparon en sangre y destellos.
Hedía a descomposición y vísceras. Escuché quejas de dolor y sentí el miedo entrando a mi organismo, empezando en los pies, me recorrió más rápido que la luz.
Con el corazón queriendo explotar me di vuelta.
Tenía una roca incrustada en su estómago, un par de órganos afuera y un gran agujero en el pecho. Su cuerpo moribundo despedía la sangre que alimentaba el río y sus lágrimas proveían luz al mismo.
Nunca vi un ser como aquel, aun en su lecho de muerte era hermosa.
Volvió a quejarse y di un paso hacia ella. Podía ver cicatrices en su cuerpo y plumas doradas en el suelo.
Cundo finalmente reuní un poco de valor me acerqué lo suficiente y le pregunté qué había pasado.
No dijo palabra alguna, pero mi mente se llenó de imágenes, supuse entonces que estaba tratando de contarme su historia, pero hablar habría sido muy doloroso.
Una de las imágenes destacó, podía ver como ella, esperanzada en algo que no existía perdió su corazón por una estaca traidora.
Tanta era la agonía de los recuerdos, que no tardaron en salir las lágrimas. De pronto una voz retumbó en mi cabeza, suplicando que la reemplazara y el miedo volvió.
Sentía el frío del abandono invadirme y el dolor de sus heridas en mi cuerpo; el hueco en su pecho ardía como fuego sobre el mío, aunque yo estaba completa.
Suplicó de nuevo con un grito, su esencia dorada aumentaba con cada movimiento.
– Vete – la escuché hablar antes de salir corriendo
Un dolor punzante en la espalda me impidió huir y las estacas de roca crecieron de la nada, encerrándome entre ellas y la pared de roca. La tierra comenzó a moverse y ahora el miedo iba y venía por mi cuerpo entero.
Sentí la piel de la espalda rasgarse y la necesidad de estimular músculos que no sabía que tenía. Dolía tanto que perdí la noción de los hechos y en un grito desesperado, abrí los brazos solo para sentir como mis alas se extendían.
Las estacas volvieron a su tamaño, el dolor desapareció y creí que podría irme, pero antes de dar un paso, escuché un estruendo desde abajo y acto seguido mi corazón explotó gracias a una roca puntiaguda.
Resignada creí que si la reemplazaba al menos ella sería libre, pero hasta el día de hoy, puedo sentir lo que siente, recordar lo que recuerda y sufrir lo que ella, como si fuéramos una.
Las mismas creencias que antes me hicieron buscar respuestas en el cielo, alimentan mis infinitas plegarias de libertad.
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El abismo dorado
FantasyEl abismo dorado es una serie de cuentos cortos que se divide en tres. Gira en torno al mito de un ser alado que se sacrifica desde diferentes puntos de vista, siendo el primero, el testimonio de dicho ser.