Baja frecuencia

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El estudiante Ahiko Matsuda, de 16 años, volvía a casa después de su jornada en la escuela. Entró, se quitó los zapatos, saludó a sus padres y a su hermana pequeña y subió a su cuarto.La computadora estaba prendida, la había dejado tal cual desde la noche anterior con una página de YouTube y su cuenta de mail abierta. Ahiko se sentó en el escritorio, dispuesto a despejarse de un día agotador, y retomó su exploración por los infinitos videos de la página.

Los videos que más llamaban la atención de Ahiko eran los musicales de Vocaloid, puesto que como gran parte de los adolescentes japoneses él era otaku. Luego de escuchar cerca de 4 canciones decidió consultar su mail mientras escuchaba un nuevo tema, y le sorprendió ver el único correo que figuraba sin abrir en su bandeja de entrada. No era de un contacto ni de una persona, tampoco spam; lo que figuraba como remitente era una serie de caracteres inentendibles en una combinación que aparentaba ser un código cifrado, seguido de @chaa.org, y el asunto simplemente decía “Hear, & you’ll listen” (Oye, y escucharás) en un inglés imperativo.

Ahiko temía que aquél mail fuese un virus que robara su información personal, así que decidió eliminarlo en primera instancia. Pero cuando intentó moverlo a la papelera lo único que consiguió fue que el servidor le diagnosticara un error desconocido en forma de cartel ininteligible, cuyos caracteres coincidían con los del remitente del mail. Esto le parecía sumamente extraño, incluso para alguien que conocía de computadoras como él. Intentó marcar el correo como ‘no deseado’, pero otra vez se hizo presente el error. Entonces probó marcarlo aunque sea como leído, y cuando lo hizo apareció otro cartel aún más grande y con caracteres rojos que decía “#-N0_chEatS!” (¡Sin trampas!). A este punto, Ahiko estaba empezando a asustarse y, sin otra opción, abrió el mail.

Sin embargo, después de tanto misterio, Ahiko pudo ver que el mail sólo contenía un link a un video y un mensaje que decía “Enjoy! And spread the word… ;D My best wishes for my new lambs. Chaa” (¡Disfrutalo! Y compartí el mensaje… ;D Mis mejores deseos para mis nuevos corderos. Chaa). Si bien aún resultaba un tanto escalofrante, Ahiko se alivió de que no sea otra cosa aparte de un video. Abrió el link en otra pestaña y vió que el nombre del video era “Fear Garden – Kagamine Rin“.

Llegó a oír una introducción estrepitosa de instrumentos electrónicos que le produjo un leve dolor de cabeza, mientras veía al personaje de Vocaloid agachado, cubierta de sangre y cortando algo con un cuchillo. Y cuando comenzó a cantar comenzaron las convulsiones…

No es común que los niños de los pueblos rurales de Japón pasen largas horas en la computadora, especialmente a altas horas de la noche. Sin embargo este fue el caso de Mizuki Awada, de 14 años, quien prefería realizar sus tareas escolares en computadora para tener un pretexto y así navegar por la red sin supervisión de sus padres. A pesar de su corta edad y de la educación que había recibido de su familia, a Mizuki le atraían enormemente los sitios “prohibidos” de la web. Un foro la llevaba a una página cifrada, luego a un blog satánico, luego a un sitio gore, y así casi hasta llegar a lo morboso y lo ilegal.

Esa noche, estaba en un sitio de intercambio de archivos .torrent explorando y buscando contenido de su peculiar interés. Ella sabía que en esos sitios, como resulta muy difícil rastrear y eliminar un archivo torrent, era muy probable encontrar cosas extrañas y macabras. Ya había encontrado dos videos gore, cinco archivos que resultaron ser confesiones suicidas y uno que parecía contener pornografía infantil. Por esa noche su curiosidad estaba saciada, y ya se disponía a cerrar la página y apagar su laptop cuando sus ojos se posaron en un post que había dejado sin abrir. El autor no tenía ninguna imagen de presentación, sólo el nombre Chaa#04, y el título era “ちゃぁの遺産。 (El legado de Chaa). Por mera curiosidad, y para completar las tareas de la noche, decidió hacer click en el post. Por el título creyó que era otro video gore, pero se encontró con una carta escrita desesperadamente rápido en caracteres rojos:

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