Capítulo 2

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Nerón.

El tiempo pasa volando, cuando era pequeño mi madre solía llevarme al bosque, en una pequeña cabaña, jugábamos, me leía cuentos sobre criaturas mitológicas, a mi encantaba estar con ella. Cuando llegaba a casa, algunas veces me llevaba figuras de seres mitológicos, para mi era perfecto, solo éramos ella y yo.

Mi padre nunca fue parte de nuestra vida, al menos no los primeros diez años, mamá tuvo que criarme sola, bueno ella y mi abuela (mi otra madre).

Mamá siempre decía que no debi9a dejarme de nadie, y que no dejara que las opiniones de las otras personas me afectaran. Ella no salía, no recuerdo que tuviera novio, aunque Rosalind (mi abuela) siempre le decía "hija, tienes que salir y conocer a gente, no puedes quedarte así, búscate amigos, una pareja o algo, Nerón crecerá y vivirá su vida, no se detendrá por ti" y yo pensaba que la abuela estaba mal, creía que me iba a quedar para siempre con mi mamá.

Hasta que por fin apareció Jabes, quien se supone era mi progenitor, al principio mi madre no lo dejo entrar a nuestras vidas, para ser honesto, yo ni siquiera lo quería cerca, mi abuela decía que mamá lloraba mucho por él, y pensaba que era de la razón por la que no quería volver a creer en el amor.

Pasaron los años, yo ya tenia 15, y ya vivíamos con mi Jabes, o bueno él vivía con nosotros; la abuela había enfermado, los doctores le dijeron que le quedaba poco tiempo de vida, ese tiempo yo la disfrute lo mas que pude, la amo demasiado, no nos duró mucho tiempo tenerla y partió, quedé con el corazón destrozado, mamá solo se dedicaba a mi estúpido padre después de la muerte de la abuela y se olvidó por completo de mí.

Asistía a la escuela, aunque era un fastidio, yo solo quería quedarme en casa y llorar, no podía superar la muerte de Rosalind. Cuando llegaba a casa me encontraba al fastidioso de mi padre, viendo la televisión como de costumbre; mi madre había heredado la casa de mi abuela y el poco dinero que había juntado, pero ella no lo gasto, quería guardarlo para pagar mi universidad.

Bueno los años de preparatoria fueron los mejores para mí, salía de fiesta, conocí a mucha gente, me hice de varias amistades. A veces llegaba tan ebrio a la casa que mamá tenia que ayudarme a subir las escaleras, y al día siguiente me daba su sermón de que había cambiado bastante desde que paso la tragedia. Algunas veces el hijo de perra de Jabes me golpeaba por hacer llorar a mamá por mi comportamiento. Imbécil.

Después de un tiempo mi padre, volvió a irse, y sí, mamá quedo destrozada, de nuevo.

Bueno y ahora estoy en la universidad, obtuve una beca, así que todo bien.

- Y bien, ¿Qué le pareció mi ensayo? -el profesor me miro y se acomodó los anteojos-.

- Bueno, estuvo muy bien, pero no hacia falta meter las groserías.

- Rei, ese profe es de los mejores que he tenido hasta ahora- Entonces... ¿tengo un 10?

- No lo sé, Nerón. ¿Crees que deberías tener un 10? -dijo mirándome, analizando mi expresión-.

Ethan y NerónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora