Capítulo Cuatro

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En esta época las parejas homosexuales eran muy discretas hasta el punto de ser escondidas y solamente mostraban su amor en las cuatro paredes de su casa, considerado su lugar seguro.

Jeonghan se dio cuenta a los diez años que no le interesaban las niñas. Le gustó uno de sus compañeros de clase y con todo el valor reunido, se confesó detrás del salón de música pero en cambio recibió un rechazo bastante grosero y repulsivo. Los siguientes días fueron solitarios y tristes para el pequeño de diez años, debido a que se corrió el rumor de su enfermedad. Su único escondite era el salón de música y allí conoció a uno de sus mejores amigos, Hong Jisoo.

Jisoo nunca le preguntó si eran ciertos los rumores y lo dejó acompañarlo en cada tarde de ensayo hasta que meses después llegó un tierno chico con hoyuelos y lindos ojos al umbral de la puerta.

─ P-perdón pero ¿llegué muy tarde a la práctica?

Jisoo y Jeonghan lo miraron desconcertados. ¿de qué práctica estaba hablando? Así que Jisoo le preguntó y la expresión en la cara del recién llegado los hizo reír.

─ La práctica de Taekwondo son los jueves y hoy es miércoles. ─ Le confirmó Jeonghan al mirar su uniforme.

─ Y mi mamá que me hizo salir de casa porque llegaba tarde. ─ Murmuró entre dientes dejando caer sus hombros. Levantó la mirada e imaginó que sería genial estar con ellos mientras "cumplía" su horario de práctica. Por lo que se presento:

─ Me llamo Choi Seungcheol, ¿puedo quedarme con ustedes?

Jeonghan asintió y le señaló una silla en frente.

─ Yo soy Hong Jisoo y él es Yoon Jeonghan.

Platicaron de la escuela y descubrieron que Seungcheol era nuevo en el pueblo, por lo que todavía no se había acostumbrado a tener un horario distinto al de su anterior escuela. Estuvieron en el salón hasta el atardecer y cada uno se fue a su casa, ya mañana seguirían hablando de Star Wars y de sus aventuras ya que serían compañeros de clase por tener la misma edad.

Desde que el rumor se expandió, Jeonghan se sentaba al fondo del salón y los pupitres a su alrededor los dejaban vacíos, nadie quería sentarse cerca y contagiarse. Jisoo debía sentarse adelante por dos razones, la primera porque su vista de lejos no era buena y la segunda era porque adelante -según él- se entiende mejor lo que explica el profesor.

Esa mañana, Seungcheol fue presentado en frente de sus compañeros y al ser nuevo, todos querían estar con él sin embargo, se dirigió hasta el fondo del salón y tomó asiento al lado de Jeonghan. Sonrió e iba a hablarle al rubio pero la persona de al lado, no lo dejó.

─ No te acerques a él, puede contagiarte.

Seungcheol frunció el ceño pero no dijo nada. Las clases transcurrieron con normalidad y al terminar fueron al salón de música.

─ Puedo saber ¿por qué me dijeron eso?

Jeonghan agachó la cabeza y subió sus piernitas a la silla para abrazarse a ellas. No le había contado a nadie lo que sucedió, ni siquiera a sus padres y ahora tenía miedo de perder a los que consideraba amigos.

─ Estoy enfermo.

Seungcheol ladeó su cabeza sin entender. Quizás Jeonghan tenía gripe o algo respiratorio.

─ Me gustan los chicos.

Jisoo abrió los ojos, no esperaba que los rumores fueran ciertos. No quería imaginar lo que pasaría si sus padres se llegan a enterar, debía...debía alejarse de él aunque le parecía un gran chico.

─ Yo de-debo...

Jisoo no pudo continuar luego de ver el rostro lleno de lágrimas de Jeonghan, se veía tan afligido.

─ ¿eso está mal? ─ Susurró con hilo de voz.

Seungcheol se puso de cuclillas a su lado y le acarició su rubio cabello.

─ No lo creo Han... solo es mejor que nosotros lo sepamos y nadie más. ¿cierto Jisoo-yah?

─ Yo eh...─ Tomó un gran respiro y continuó: ─ Es mucho para mí, necesito tiempo para asimilarlo.

Tomó sus cosas y salió. Jeonghan miró a Seungcheol y le pidió:

─ Por favor, tu no me dejes.

Desde ahí, Seungcheol no se alejó de él y unas semanas después, Jisoo se unió otra vez al grupo. Pensó mejor las cosas y decidió que no iba a perder a un amigo por la mentalidad de sus padres, además, en todo ese tiempo que pasaron juntos nunca se enfermó así que en cambio lo protegería de cualquier daño que le quisieran hacer; sin importar lo que pensaran los demás.

 Pensó mejor las cosas y decidió que no iba a perder a un amigo por la mentalidad de sus padres, además, en todo ese tiempo que pasaron juntos nunca se enfermó así que en cambio lo protegería de cualquier daño que le quisieran hacer; sin importar ...

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