II

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—Déjame ver si lo he entendido bien. Nos dejaste tirados a mí y a las chicas en la discoteca para poder ir a esa aburrida gran inauguración del hotel de tu hermano, y, mientras estabas allí, Louis Tomlinson te arrastró hasta la terraza, te besó, y luego te envió derechito a casa con explícitas instrucciones de que estuvieras en su oficina esta mañana a las diez.

Harry se repantigó en el sofá que estaba enfrente de su compañero de piso y mejor amigo, Niall, y se restregó los ojos en un intento de deshacerse de esa niebla que lo acechaba. No había dormido nada en toda la noche. ¿Cómo podía?

Louis le había dado la vuelta a todo su mundo y, ahora, las diez de la mañana se le estaban echando encima y no tenía ni idea de qué era lo que se suponía que debía hacer.

—Sí. Básicamente, eso fue —respondió Harry.

Niall hizo una mueca exagerada con los labios y se dio aire con una mano.

—Y yo que pensaba que no podía ser posible que lo pasaras tan bien como nosotros. Pero vamos, yo te puedo asegurar que a mí no me ha besado ningún multimillonario hermoso.

—Pero ¿por qué? —preguntó Harry con voz inquieta debido a la frustración.

Era una pregunta que se había hecho a sí mismo repetidas veces durante su vigilia. ¿Por qué lo había besado? ¿Por qué lo quería ver ahora cuando parecía haber pasado tanto tiempo evitándolo? No había sido una petición. Aunque, bueno, había que tener en cuenta que Louis Tomlinson nunca pedía nada. Él daba órdenes y esperaba resultados. Harry no sabía qué decía eso de él pero encontraba ese rasgo de su personalidad excitante. Lo estremecía y lo ponía muy caliente por dentro. Niall puso los ojos en blanco.

—Te desea, nene. ¿Y por qué no iba a hacerlo? Eres joven y hermoso. Me apuesto lo que quieras a que has estado en sus fantasías una o dos veces a lo largo de todos estos años.

Harry arrugó la nariz

—Haces que suene muy mal.

—Oh, por el amor de Dios. ¿Acaso no lo has deseado desde que eras un adolescente? Y es cierto que él nunca se dejó llevar por sus deseos. Pero tienes veinticinco años ahora, no dieciséis. Hay una gran diferencia.

—Ojalá supiera lo que quiere —dijo Harry con la preocupación haciéndose evidente en su voz.

—Si todavía te estás preguntando eso después de que te amenazara con follarte en la terraza, es que no hay esperanza para ti —dijo Niall con exasperación.

Miró entonces su reloj de manera exagerada y luego levantó la vista en dirección a Harry para dedicarle a su amigo una mirada mordaz.

—Cariño, tienes menos de una hora para arreglarte antes de que te tengas que ir. Te sugiero que te levantes del sofá y vayas a ponerte estupendo.

—No sé ni siquiera qué ponerme —murmuró Harry.

Niall sonrió.

—Yo sí. Vamos, que tienes a un hombre al que deslumbrar.

¿Deslumbrar? Harry se quería reír. Si alguien estaba deslumbrado, era él. Estaba tan confundido por los hechos de la noche anterior que iba a ser un completo desastre andante cuando entrara, o si lograba entrar, en la oficina de Louis.

. . .

Louis manoseó con los dedos el contrato que había sacado y se quedó con la mirada fija en la primera página mientras contemplaba mentalmente en silencio el camino exacto que quería tomar con Harry. Era nuevo para él pasar tiempo reflexionando sobre cómo iba a hacerse cargo de la situación. Louis solo hacía las cosas de una manera: iba directo al grano. Trataba todas sus relaciones personales de la misma manera que dirigía su negocio. No había espacio para las emociones, ni siquiera en una relación. Ya lo habían atrapado con los pantalones bajos una vez —completamente por sorpresa, si quería ser cruelmente honesto consigo mismo— y se había jurado que ya no volvería a pasar ni una vez más.

Rapture ✦ [l.s]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora