VIII

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El coche pasaría a recoger a Harry a las seis y media, así que, siguiendo la orden de Louis de no llegar tarde, se aseguró de estar abajo esperando antes de que el coche apareciera. Pudo sentir como un bostezo se hacía paso a través de su garganta y Harry pegó los labios para reprimirlo. Él y sus amigos se habían quedado de fiesta hasta bastante tarde la noche anterior, pero esa no era excusa cuando había tenido el día entero para descansar y recuperarse de la resaca. El problema era que no había podido pegar ojo al estar preocupado por la inminente cita con Louis en su apartamento.

Era ridículo. Harry esperaba que llegado a cierto punto se le pasara ese nerviosismo que le entraba cada vez que tenía que estar en su presencia. Tenía que tener sexo con él, por el amor de Dios, y no podía siquiera pensar en verlo sin tener un colapso emocional. Vaya intento de sofisticación, cualquiera que lo viera pensaría que era un virgen tímido que no había visto nunca a un hombre desnudo. Aunque Harry estaba bastante seguro de que nunca había visto a un hombre como Louis desnudo. Al menos no en persona.

Los hombres con los que él había estado eran… niños, a falta de un término mejor. Chicos tan inexpertos como él, en su mayoría. Su último "algo" —se negaba a llamarlo "follada de una noche" ya que habían quedado más de una vez— había sido la única mayor experiencia sexual que había tenido, y estaba completamente convencido de que era porque David era mayor que sus citas habituales. Y con más experiencia, también. Fue el responsable de que Harry pasara de los chicos de su edad y se sintiera mejor por su fijación con Louis. David había sido genial en la cama, pero lo malo era que no había sido tan bueno en otras áreas.

Sin estar muy seguro de cómo, Harry sabía que Louis iba a ser muy superior a cualquier otro hombre y que tras estar con él David empalidecería en comparación, lo cual ya era decir mucho teniendo en cuenta que David podía considerarse el mejor de todos los hombres —o mejor dicho, chicos— con los que había estado.

El chófer lo dejó delante del apartamento de Louis justo cinco minutos antes de que dieran las siete. Bueno, no lo dejó literalmente, pero el hombre nunca hablaba. Simplemente aparecía, conducía, y luego desaparecía otra vez para reaparecer más tarde cuando ya era hora de volver a casa. Era un poco inquietante, la verdad, casi como si le hubieran ordenado que nunca hablara en su presencia.

A la entrada del edificio había un guardia de seguridad, aunque, claro, este no era un bloque de apartamentos cualquiera, sino que era uno de esos de los que se parecían a un hotel. La diferencia era que aquí tenían un apartamento entero en vez de una sola habitación o suite.
Tras enseñarle el carné de identidad, el guardia llamó al apartamento de Louis para comprobar si podía subir. Con suerte no tendría que pasar por todo este proceso cada vez que Louis requiriera su presencia en su apartamento.

Un momento más tarde, el hombre lo escoltó hasta el ascensor e insertó la tarjeta requerida para ir a la planta del apartamento de Louis, que, por supuesto, era el ático. A continuación, le hizo un gesto de cortesía con la cabeza y salió del ascensor. Las puertas se abrieron en la quincuagésima planta y justo frente a la entrada del apartamento de Louis.

Él estaba de pie, esperándolo con la mirada fija en él mientras Harry salía del ascensor. Las puertas se cerraron detrás del joven y entonces se quedaron los dos solos. Harry lo devoró con la mirada. En muy raras ocasiones lo había visto vestido con vaqueros, pero le quedaban de muerte. Estaban descoloridos y bastante usados, como si fuera su par favorito y no quisiera deshacerse de ellos. Además, llevaba puesta una camiseta de los Yankees que le moldeaba el pecho, musculoso, y que se le ceñía perfectamente alrededor de los prominentes bíceps. Estaba claro que se entrenaba, no había otra explicación. No era posible que un hombre que pasaba tanto tiempo en una oficina pudiera estar tan bueno y tan cuadrado.

Rapture ✦ [l.s]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora