Herzbeben (Completo)

Vale la pena

*Dedicado a todos los que sienten pasión por la medicina y por ayudar a otros.*
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En cada minuto que pasa a ser historia, en cada segundo muerto de mi existencia, sé que ya está cerca...
La oscuridad llega con su traje negro
y a toda hora con sus garras acecha
a esta humanidad que no puede vencerla.
Puedo sentirla en su frío velo que cae sobre nosotros.
Y en el soplo de viento que golpea mi rostro escucho el llanto de aquellos que sufren y ese gemido de los que perdieron todo, en una parada cardíaca y en un cerrar de ojos.

Siento el miedo… el peor enemigo.
Tiemblo, rasco mi cabeza, pero sigo erguido.
Veo la muerte buscando su presa en cada esquina o detrás de una puerta. Muchos ya se rinden pues pierden la fuerza mientras que el sepulcro va haciendo las cuentas de batallas perdidas, de almas en pena,
de los que no pudieron completar la escena en la novela absurda que es la vida entera.

...muchos se rindieron en esta batalla, otros se preguntan si valdrá la pena...

Un ser tan pequeño que ni siquiera es célula pero hace daño como el hambre y la guerra,
apareció sin más, para darnos pelea y a la humanidad ha dejado en vela. Nos ha golpeado fuerte, levantarse cuesta y muchos aún preguntan si vale la pena.

Pero yo soy un guerrero y recobro mis fuerzas,
no puedo rendirme porque conmigo cuentan.
Aunque es dura la batalla no entrego las armas, me mantengo firme sin parar la marcha.
Y no espero recompensa porque un “gracias” me basta,
para mí es suficiente esa gran palabra para seguir adelante con mi bata blanca.

Esa es la armadura que llevo a la batalla:
mi escudo no es de hierro forjado en la fragua,
no porto un rifle, ni un sable ni espada,
solo el saber que mi cerebro guarda. Conmigo traigo amor, fuerza y esperanza,
y una solución para los que están en cama y para los que esperan en aquella sala donde la muerte va afilando las garras
y busca los inocentes que llevará en su barca, en un viaje sin regreso a donde está su casa.

Yo permanezco a tu lado, en las buenas y en las malas.
Reímos juntos de alegría si ganamos la batalla.
Y a veces cuando la suerte decide darnos la espalda lloro también contigo si no es posible hacer nada. No saben cómo es difícil tener las manos atadas, pararse delante de alguien seleccionando palabras,
que no golpeen tan fuerte pero a la vez que sean tan claras cuando decimos al paciente que su tiempo se acaba.

También yo me pregunto si valdrá la pena,
y todos los días encuentro respuestas, ayudando a otros a aliviar sus dolencias,
haciendo que la vida sea menos recia. Así yo me doy cuenta que sí vale la pena,
aunque siempre hay excepciones pues no hay cosa perfecta.
Pero esas minorías no borrarán mis metas porque los pies no romperán lo que hace mi cabeza.

Vale la pena aunque el esfuerzo sea grande,
tienes la satisfacción de haber vencido gigantes.
De personas que sufrían has cambiado el mañana,
¿cuántos de ellos lloraban sin tener una esperanza?
Ahora tienen la felicidad que podrán llevar a sus casas.

¿Y el sepulcro…?
El sepulcro seguirá haciendo sus cuentas,
hoy uno, mañana dos, después serán treinta.
¡Déjalo por incorregible!
Tú siempre intenta.
No te des por vencido, alza tu cabeza
y di para ti mismo: sí vale la pena.
Haz como el sepulcro y ponte a hacer tus cuentas,
toma tu bolígrafo y escribe en la libreta:
“Pacientes a los que he brindado esperanza… No se pudo completar la cuenta porque se desconoce la cantidad correcta”.