Alas.

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Pensé que esto era una broma de mal gusto, pero no veía ni una pizca de broma en el rostro de Daemon, se veía serio, como si esperará mi respuesta.

-Y lo hago.- dijo. Yo no era capaz de formular una palabra así que pensé.

Bien, en primera Daemon, no te creo, y dirás que esto suena estupido, pero, no te creo que me Ames, te creo que eres un Ángel, pero no creo que me Ames, yo te amo, de eso tienes razón, pero debes estar consciente de algo, tengo cáncer y eso no va a cambiar, siempre tendré cáncer.

-Estoy consciente de eso mi querida Anna, pero, no me importa, ya te lo dije, nada me separará de ti, nada, y sobre lo de amarte, te amo, es la verdad, no hay otra respuesta, te amo.

Alas. Pensé.

-¿Ahora?.- pregunto.

-Si.- Él suspiro, después de unos segundos su piel ardía y sus ojos se tornaron negros, negros como el carbón, pude ver una especie de colmillos asomarse por su boca y de un golpe unas alas blancas saltaron de su espalda, el aire me falló, me falló de una manera fantástica, las alas eran enormes, más grandes que el cuerpo de Daemon, blancas como las nubes, sus alas se encontraban revoloteando de  una manera magnífica. Olviden todas las cosas que les dije sobre lo perfecto, pues ante mis ojos se encontraba la verdadera perfección. Y ahí me enamoré, me enamoré de mi ángel, me enamoré de Daemon, me enamoré de mi amor imposible que poco a poco se convertía en el posible. Me enamoré.

-Te amo mi pequeña Ángel.- dijo Daemon y se acercó a mi, posó sus manos en mis mejillas, se encontraba ardiendo, pero a la vez estaba congelado, nuestras frentes se unieron.

-Creo que... me enamoré.

-Que gran error, yo también.

Y me beso, Daemon me beso, se separó de mi rápido, pues no podía respirar, este definitivamente era mi destino, mi destino era estar con Daemon.

-Y el mío contigo mi pequeña Ángel.

Lágrimas de Ángel.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora