Paseo.

79 4 0
                                    

Hoy saldría con Daemon a pasear, ¿La verdad?, no quiero, hoy me siento más de cansada, sólo quiero estar acostada leyendo algún libro sobre la muerte, porque,  ¿A quien no le interesa saber que hay despues de la vida?, a mi si, lamentablemente, es algo desconcertante tener cáncer y leer sobre cáncer, es terriblemente pésimo, pero, esta bien, supongo. A mamá se le a olvidado llevarme a ese estúpido hospital y eso me  me alegra.

-¿Ya?.- pregunto Daemon desde mi ventana.

-Baja de ahí, te puedes caer.- dije alarmada.

-¿Tu tienes cáncer y te da miedo que me caiga?.- dijo burlón, me quede ahí parada como una estatua analizado mi respuesta.

-Si, si me da miedo que te caigas.

-¿Porque?

-Porque... me da miedo perderte.

-¿Te da miedo perderme?.- dijo con un tono sumamente pícaro.

-Basta.- le adverti.- Ahora, sube o baja, no te quedes ahi o destrozaras mi casa. Él solto una risa sonora que me puso la piel de gallina¹.

Piel de gallina: el vello de los brazos, o piernas se ponen de punta, palabra mexicana.

Él subió a mi cuarto con tanta facilidad que me hizo dudar de que era un humano, pero, bueno, yo tenía cancer, casi todo se me hacía impresionante ya que yo no puedo hacer eso. Se acerco a mi lentamente, me puse nerviosa, estaba tan cerca que podía sentir su respiración cálida rozando mi frente, desde el lugar donde estaba podía apreciar a la perfección su altura, sus ojos, su cabello, su aroma. Todo de él era tan perfecto, ningún humano puede ser asi.

-¿Así que soy perfecto?.- dijo tocando con las yemas de sus dedos mis mejillas. No respondí, me era imposible, estar cerca de alguien que parecía Ángel es casi una maravilla, la décima maravilla del mundo, o algo asi.- ¿La décima maravilla de mundo?, creo que la novena, porque sólo hay ocho maravillas del mundo.- dijo con aire superficial.

-Ya vamonos.- Estaba tan cerca que definitivamente no podia respirar, literalmente. Él se alejó de mi y tome una gran boncada de aire, que hasta el momento había mantenido en mis casi pulmones.

-Bien.- se dio media vuelta, y saltó por la ventana, tome el tanque lo más rápido posible para acercarme a la ventana y asegurarme de que no se haya roto algún hueso. Me asome por la ventana y él estaba viéndome fijamente, me regaló una de sus mejores sonrisas. Seguía sin creer que haya echo eso. Salí del cuarto y baje las escaleras, mamá estaba dormida y ella ya estaba enterada de que saldria con Daemon, tome las llaves de la casa y salí, cerré la puerta detrás mío, él estaba esperándome en un auto lujoso, un auto deportivo color negro, digno de Daemon.

-No quiero que pase lo de la última vez, asi que me tome la molestia de comprarlo.- se refería al auto.- ¿Te gusta?

-No lose, ve mis pensamientos.- dije burlona, si, pensé.

-Genial, sube.- me abrio la puerta del copiloto, tome con fuerza el tanque y camine lo más rápido que pude, cuando llegue subí y él cerro la puerta después de que entrará, él rodeó el auto hasta llegar a el asiento del piloto, subió y abrocho su cinturón de seguridad, al igual que yo, dio marcha a el auto y aceleró, manejaba de maravilla, quería preguntarle donde aprendió a manejar, pero será mucha información de la cual yo sabría.

-Para nada, aprendí a manejar por mi hermano, Gabriel.- dijo, sabía que se refería a mi pregunta que jamás pregunté en palabras, ¿Encerio él tenía el talento de leer la mente?

-Si.- respondió.

-Deja de usar la ouija cariño.- le dije burlona, él soltó una risa perfecta, digna de un Ángel. Seguimos nuestro camino platicando sobre mi devastador cáncer, le conte cuando me lo diagnosticaron, que donde conseguí a la rata que vive en mi casa, que en realidad era hámster con retrasó mental, y cosas por el estilo. Llegamos a un Prado realmente hermoso, no había gente, sólo tranquilidad, él y yo, baje del auto sin poder quitar la vista de el asombroso cuadro de pintura que tenía frente a mi, las aves cantaban plácidamente, el sol se escondía y eso hacia que el rojo intenso del cielo fuera perfecto, árboles llorones¹ se encontraban por todos lados, era hermoso completamente, algo jamás visto en la historia de la humanidad , o algo jamás visto por mi.

Llorones: árboles que por su forma de ser, con sus ramas caídas y hojas igual, con una apariencia que parece que lloran.

-¿Te gusta?.- comentó él a un lado mío, iba a cometer la gran ridiculez de tocar su manos por accidente para que él la tomará, pero no pasó.

-Si.- respondí aún fascinada por lo que tenía enfrente.

-Hazlo.

-¿Hacer que cosa?

-Tomar mi mano.

Y sin responder a lo que dijo tome su mano, sin respirar, sin parpadear, sin mover un solo hueso, más que mi mano. Se tenso, pero después tomó con fuerza mi mano, como si fuera la última vez que lo viera, no me queje, no dije nada, este momento era perfecto, sentía dolor, pero era soportable, todo el dolor que podía sentir no me arruinara hoy.

-Eso dijiste cuando fuimos en moto, y terminaste en el hospital.- dijo él, se refería a mi pensamiento.

-Pero se que hoy será diferente.- dije girandome hacía él.

-Si que lo será.- dijo él para sus adentros.

Lágrimas de Ángel.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora