Prólogo

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Aclaraciones: Los personajes no me pertenecen, son propiedad de JK Rowling.

Advertencias: Diferencias con el canon, se abordarán temas sobre la supremacía de la sangre, historia homosexual.

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— Entonces te veré en Hogwarts, cuídate hasta entonces Dragón—

Draco sonríe levemente ante el familiar apodo y corresponde la despedida. Una vez finalizada la llamada por flu se recuesta en el lujoso sofá de cuero situado frente a la chimenea para mayor comodidad durante las llamadas, con su mano derecha acaricia con cariño el brazalete que rodea desde la muñeca hasta 20 centímetros arriba en el brazo izquierdo, cubriendo parte del lugar donde reside la descolorida marca tenebrosa, sus dedos contornean el escudo familiar ubicado en el centro del brazalete sintiendo la calidez de la magia ancestral y los hechizos protectores imbuidos en el para su protección.

Suelta un suspiro de cansancio sólo de pensar en los arreglos que aún le quedan por hacer, mañana debe salir con su madre al callejón Diagon por los materiales necesario para su octavo año en Hogwarts (el porqué, en el nombre de Merlín, no hicieron que todos los años repitieran el ciclo escolar en lugar de únicamente los de séptimo año aún escapaba de su comprensión, después de todo la guerra había afectado a todos los estudiantes, a su consideración era injusto hacer al resto avanzar al siguiente año sin el conocimiento completo que deberían haber adquirido previamente) necesitaba mentalizarse para soportar las miradas y murmullos que sabía recibirían de la población, con la guerra y los juicios finalizados los sangre pura enfrentaban una situación difícil, el hecho de que su familia saliera relativamente bien librada sólo parecía incrementar el odio hacia ellos, a diario recibían desde cartas insultantes hasta vociferadores, por suerte para ellos un ajuste en las barreras se había encargado de eso.

Sus padres se habían encargado de mover todos los hilos que aún tenían en el Wizengamot para influir en el resultado de sus juicios después de la guerra, lo que, junto al plan de respaldo de su padre (que básicamente fue echarle la culpa al máximo para deslindarlos de lo básico como albergar al señor oscuro en su casa) y el inesperado respaldo del niño-que-vivió resultó en una condena de 50 años en Azkaban para su padre por sus crímenes, Draco cuyo único crimen probado era el de dejar entrar a los mortífagos a la escuela, pero al haber actuado bajo amenaza del lord de asesinar a sus padres y en vista de que nadie además de Dumbledore murió durante el ataque y con el punto a su favor de no delatar a Potter cuando fue capturado en su mansión resultó en libertad con la única condición de cursar el octavo año en Hogwarts y ayudar en su reconstrucción durante el verano, su madre por otro lado al no tener ningún crimen que pudieran probarle había salido libre sin ninguna condicionante.

No fue sorpresa para nadie que pocos días después del termino de los juicios se estableció un decreto que obligaba a los pertenecientes al bando perdedor que tuvieron crímenes probados a donar el 50% del contenido de sus bóvedas en Gringotts, así como de sus propiedades para las reparaciones de la guerra, Lucius Malfoy no era conocido como el rey de los sagrados 28 (que en realidad si era un título establecido) por nada, previendo que algo similar pudiera suceder, poco después del regreso del lord oscuro había hablado con el resto de los sagrados en su bando y otros sangre pura a su cargo, aquellos que tenían familiares en otras comunidades mágicas podrían transferir la mayor parte de su riqueza a ellos, por otro lado, aquellos con hijos podían transferir el señorío a sus primogénitos antes de tiempo, lo que a su vez realizaba la transferencia de bienes, hogares ancestrales y otras propiedades de forma automática, después fue cuestión de mandar a sus herederos al extranjero (en el caso de los que vivían en Gran Brataña, pues en realidad era común que los herederos de algunas familias estudiaran y vivieran en el extranjero) o simplemente mantenerlos alejados de la guerra para evitar que pudieran culparlos de algo, algunos (como el patriarca Nott) incluso se aseguraron de que sus hijos los repudiaran de la familia para evitar que tratasen de inculpar a su familia. Su padre, por su lado, había transferido cerca del 70% de sus bienes a la rama francesa de la familia Malfoy, el 20% a su esposa y había cedido el señorío a él, lo que dejaba a su padre únicamente con dos de sus bóvedas personales.

Había muchos magos, principalmente mestizos y sangre sucia que a menudo despotricaban acerca de los "mimados sangre pura asquerosamente ricos que seguramente nunca han tenido que mover un dedo en su vida" como si su fortuna se hubiese creado sola de la noche a la mañana o únicamente a través de tratos sucios. La verdad era que la fortuna de la familia Malfoy, así como la de otras familias purasangre era el resultado de los esfuerzos tanto de los antepasados y fundadores de la familia como de los miembros más recientes, generaciones de inversiones inteligentes, creaciones o adquisiciones de empresas exitosas, tal vez algún negocio no tan legal (no lo iba a negar), todo con el bienestar económico de la familia y las futuras generaciones en mente, dejar que personas ambiciosas como el ministerio, que bien sabían se apropiaría de una parte de lo decomisado, pusieran sus manos sobre el fruto de tantos años de cuidado y esfuerzo era inconcebible.

En todo caso no era como si todos los pertenecientes a familias ancestrales estuvieran podridos en dinero, el presente existían antiguas y nobles familias sangre pura que habían perdido parte o totalidad de sus bienes por una mala administración o malas inversiones, los Weasley por ejemplo, en su tiempo habían sido casi tan ricos como los Malfoy, confiados en que su fortuna era suficiente para sostener a un gran número de descendientes habían comenzado a tener un gran número de hijos, cosa que no sería problema realmente (no en vano existían familias con ramas secundarías en otras comunidades) pero con el tiempo estos hijos dieron por sentado su estatus económico, desatendieron sus negocios e inversiones cada vez más y con el paso de las generaciones esto solo fue empeorando hasta el estado empobrecido en el que la mayoría estaba en la actualidad, no conformes con eso una gran cantidad de ellos se habían vuelto traidores a la sangre, esa familia era la perfecta representación de la deshonra a los sangre pura, aunque tenía algunas excepciones.

Se obligó a salir de sus divagaciones después de un momento y volvió a centrarse en el asunto de Hogwarts, sabía que su círculo cercano volvería a la escuela con él, y había sido informado del asunto de los estudiantes de intercambio de las otras instituciones como parte del plan de Hogwarts para promulgar la unidad y cooperación internacional, así como para tratar de distraer a los estudiantes de los efectos de la guerra, sin saberlo, la escuela había facilitado en gran medida los planes del sagrado 28.

— Sin duda este será un año de cambios...— Susurró para después ponerse de pie, debía alistarse para la cena con su madre.

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Harry Potter se encontraba disfrutando del ruidoso desayuno típico en la madriguera, la forma en que la familia era capaz de sostener hasta cinco conversaciones diferentes de manera simultanea nunca dejaría de asombrarlo, el patriarca de la familia leía tranquilamente el profeta en una página abierta al azar mientras disfrutaba de una taza de café, aparentemente imperturbable por el escándalo.

La semana anterior habían ido a Diagon para abastecerse de material escolar, si bien los efectos de la guerra aún eran notables en la comunidad mágica de Gran Bretaña afectados por las pérdidas personales , poco a poco la población comenzaba a superar ese evento, volviendo a la vitalidad normal en lugares como Diagon, lo que, si bien le gustaba, implicaba ciertas desventajas como el hecho de que él y sus amigos tenían que lidiar con fanáticos que les agradecían por haber eliminado a Voldemort y aprisionar a sus seguidores, colmándolos de palabras y obsequios.

Interrumpió su charla con Hermione cuando escuchó al señor Weasley atragantarse con el café, todas las conversaciones cesaron mientras ayudaban a su padre a recuperar el aliento, hasta que Fred, quien golpeaba la espalda de su progenitor junto con su hermano observó la portada del profeta soltando un jadeo ahogado y apuntando al periódico.

En la portada había una gran imagen de Draco Malfoy acompañado de su madre en el callejón Diagon, el flash de la cámara hacía que Malfoy se cubriera la cara con el brazo izquierdo, deslumbrado por la luz, la imagen de repente se enfocaba en un llamativo brazalete que cubría desde la muñeca hasta unos 15 centímetros del brazo, el brazalete poseía un intrincado diseño y se alcanzaba a observar parte de lo que parecía un escudo. En letras grandes, negritas y mayúsculas como para darle un mayor enfoque el encabezado rezaba:

¡EL (EX)MORTÍFAGO DE LA CASA MALFOY... ¿COMPROMETIDO CON UN SANGRE PURA EXTRANJERO?!

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