Capítulo 8

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Cuando el fuego asoma rodeando a Max como un abrigo, mi brazo empieza a picar con intensidad. Una cicatriz con forma de mano rodea mi piel y arde con fuerza al ver las llamas en aquellos negros ojos.

Intento concentrarme, tomo a Ali de gancho y nos dirigimos a un edificio en ruinas que sirve de base en el mundo reflejado. Aunque por fuera está hecho un asco, por dentro ha sido adaptado de manera que sea funcional. O medio funcional. Tal vez un cuarto funcional. Tiene dos pisos entre los cuales hay colchonetas regadas en el piso, algunas mantas, almohadas, además de mucha comida enlatada que llena una estantería gigante pegada a la pared. En el piso de arriba tenemos algunas armas, trajes de combate (que prácticamente son sólo ropa negra de calidad cuestionable) y varios botiquines de primeros auxilios.

Aunque somos 7 miembros (ahora 8 contando al elegido) todos de mundo origen, o casi todos, algunos vienen aquí a veces como refuerzo al cuidado de Max o para controlar las visitas al sótano de la mansión abandonada y proteger así el gran Marco. Por eso el jefe decidió crear una base en cada mundo, con lo que no contaba era que los seguidores de la sombra habían descubierto su fachada. Entramos silenciosamente por una estrecha abertura casi imperceptible y nos encontramos con algunos compañeros de largos años. La novia del jefe se encuentra aquí. Fantástico. Su vestido rosado chillón desentona en este lugar lleno de tonos oscuros. Sus tacones gigantes tampoco ayudan a mejorar su imagen. Se acerca con picardía a mi padre y susurra algo en su oído. Me produce ganas de vomitar. Edward, un anciano activo y de mente joven me lanza una sonrisa de compasión que hace que sus ojos se achiquen impidiéndome ver sus iris miel. Ya no tiene cabello así que usa una gorra azul que le di hace algunos años por su cumpleaños número 70. Es nuestro miembro más antiguo, más sabio y más querido. Ha estado siguiendo este ideal toda su vida y conoció al anterior líder de los reflexus. Es una leyenda. Le devuelvo la sonrisa y continúo mi inspección hasta que por fin encuentro lo que estaba buscando.

Despego mi brazo del de Ali y corro a abrazar a Michael.

- Por fin me visitas otra vez, pequeña. Creí que me tocaría conformarme con mirar retratos de tu fea cara-. Su voz es dulce y gentil. Un soplo de aire fresco en una tempestad.

- No es mi culpa que tú dejaras de ayudarme a vigilar- Digo con reproche. Él ríe y me despeina un poco con sentido fraternal. Mira a Ali y da un asentimiento minúsculo hacia mi amiga. Ella se pone colorada como un tomate. Esto es nuevo. Ni siquiera creí que fuera posible. Los miro con curiosidad mientras el entendimiento me ilumina. Ya comprendo qué está pasando aquí. No hay manera de reprimir el afecto que abriga mi corazón. Por fin una buena noticia. Me retiro con cuidado, pero están tan embelesados el uno con el otro que no perciben que ya no estoy allí.

Me ubico detrás de Max en tanto el general va a saludar a su hijo. El elegido nota mi presencia y retrocede para quedar más cerca de mí.

- Que lugar tan... placentero.

Su intento de formar una conversación me causa gracia. Este lugar es todo menos placentero. Es un basurero gigante. Claro que no le digo eso porque, bueno, si quiero ser medianamente agradable, tengo que intentarlo.

- Es... cálido. Al menos las personas que están aquí son así. Supongo que no es lo que esperabas como recibimiento del gran elegido del espejo-. Lo miro de reojo y su rostro se endurece. ¿mala elección de palabras tal vez?

- Aún no estoy seguro de que hayan tomado al chico correcto. ¿Cómo sabías que yo era él?

Bien. Algo que puedo responder sin pensarlo mucho. Quito la mochila de mis hombros y saco una foto tomada de la pintura original de los reflexus. Un joven se encuentra en ella: cabello rojo opaco, ojos negros, rostro definido y marcado. Un sonido de exclamación sale de la garganta de Max y por un segundo se queda en silencio. No existe ni una mínima diferencia entre el cazador y el Reflejante. Al menos nada ha sido captado hasta ahora.

- Esto es increíble. Pero, eh, ¿tuvieron que buscarme en todo el mundo? Sus lugares de reunión son tan antiguos que parece que llevaran muchos años viviendo en ellos.

- Es parte de la profecía. El lugar de nacimiento será el mismo que el de aquella época. No fue tan difícil. Sólo teníamos que esperar-. Sí fue difícil. La incertidumbre quema más que el dolor. Max alza su dedo índice y una pequeña llama brota de él. La sorpresa ilumina su sonrisa y la guardo en lo profundo de mi memoria.

- Cada vez que viajes por el espejo, tendrás un poco más de poder. En los días de eclipse o luna llena la habilidad se asentará aún más.

- ¿Qué habilidad tienes tú? -. La pregunta me toma desprevenida y los engranajes de mi cerebro dejan de funcionar durante un tiempo. Abro la boca para responder, pero unos pasos detrás de mí interrumpen mi concentración.

Giro la cabeza atrás cuando un rostro conocido choca conmigo.

- Así que en verdad lo lograste. Cuando padre me dijo, no creí que fuera cierto. Debes estar orgullosa de por fin haberme vencido en algo-. Está ignorando por completo a Max. La indignación me corroe al sentir su indiferencia. Unos ojos verdes y una sonrisa blanca me observan atentamente. Sigo sin decir nada. Al parecer, en los momentos en que más cosas pasan por mi cabeza, menos palabras logro expresar.

Suelto un suspiro de irritación. Ver a mi reflejo frente a frente y no a través de un espejo nunca es placentero.

Al otro lado del espejoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora