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Una muerte digna

Una muerte honrada

Y simplemente no es una muerte si no un suicidio

— hola, cariño —saludo con entusiasmo la oficial, pero no obtuvo respuesta alguna— muy bien, qué tal si me cuentas que fue lo que sucedió — se sentó en la silla que estaba en  frente del acusado y  tomo un lapicero junto a una libreta para tomar su declaración.

— Todo empezó con el diagnóstico del Dr. el cual arrojo una nueva enfermedad, algo nunca visto antes sus ojos, al principio pensé que todo era parte de mi imaginación, pero todo se tornó una pesadilla de la cual todavía no puedo despertar —pronuncio por primera vez.

La mitad de su cuerpo estaba echada en la silla, mientras que la otra parte estaba recostada en la mesa haciendo su mejilla tuviera contacto con el frio del metal, su mirada se mantenía en solo punto el cual era  su reflejo en el vidrio, sabía que lo estaban observando, pero no sabía con exactitud cuentos eran y dolor de  cabeza que cargaba no lo ayudaba mucho a concentrarse.

—¿De qué está hablando, cariño? — pregunto la mujer un poco confundida—¿de qué pesadilla hablas? Y ¿Quién es el Dr.?

Como respuesta solo obtuvo el silencio de aquel pequeño.

No podía creer lo que estaba pasando "¿debo sentirme feliz?" se preguntó, era su primer caso serio, pero aun así no se sentía conforme con lo que estaba sucediendo, después de todo no se sentía prepara para interrogar a un niño y acusarlo de algo que seguramente lo había dejado traumado

La oficial se preguntaba así misma si sus estudios fueron en vano, ya que lo único que hacía en su puesto de trabajo es hacer lo que los demás no quería hacer

<<claro, échenle el agua sucia a la nueva. Aun no estoy preparada para esto, padre>> pensó

De alguna forma recordar al audaz oficial Derby la llenaba de valor para afrontar todo lo malo que le traía el puesto de policía.

Miro aquel chico frente a ella,  su piel era pálida como una hoja de papel, su ropa estaba rasgada y salpicada de sangre —la cual pudo ser de la víctima —sus piernas temblaban y lo único que cubría sus delgados pies era bandas de un color piel.

<< esto es tan cruel>> se dijo a sí misma .

— pero es tu trabajo — respondió su subconsciente, ella asintió y suspiro .

Estaba atada de manos y lo único que podía  hacer era interrogarlo lo que hacía parte  de su trabajo.

— ¡ya se! Qué tal si jugamos a preguntas directas, respuestas directas —se rasco la nuca al sentirse patética por el nombre que le había otorgado aquel juego, el pequeño asintió —. ok, yo te pregunto y tu contesta, si crees que no lo puede hacer golpeas la mesa ¿de acuerdo?

El pequeño se reincorporo en su silla y miro a la mujer de uniforme a los ojos, la oficial quedo hipnotizada al ver sus grandes ojos negros como la noche, no era común ver a alguien con los ojos de ese color y ahora que lo notaba todos los colores de aquel niño eran inusuales: su cabello azabache , sus cejas del mismo color y sus labios rosados lo cuales  estaban reseco, pero aun así eran hermoso, como todo sus rasgos, en ese momento la oficial pensó que hasta podía hacerlo pasar por una niña.

— empecemos— dijo apartando sus pensamientos y concentrándose —¿Cómo te llamas?

El pequeño golpeo la mesa metálica produciendo un eco en todo el cuarto de interrogatorio.

A R H G E LDonde viven las historias. Descúbrelo ahora