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Taxian Jun no recordaba el momento en que las riquezas, los lujos, el orgullo de estar en la cima del mundo de la cultivación, todo aquello...se había vuelto obsoleto. En qué momento dejó de concentrarse en el futuro y había devuelto la mirada al pasado Un pasado espinoso, mientras más se sumergía en él más resultaba herido al recordar todas las injusticias y penurias que tuvo que pasar.

Deficiente por naturaleza, sin remedio.

Y a pesar de que ese pasado estaba repleto con recuerdos de la persona que más odiaba, que la simple visión de su rostro frío e impasible cuando dijo esas palabras lo hacia sentir cólera, no podía evitar adherirse a esas memorias y llevarlas en su pecho como un pobre sustituto.

Porque la persona en esas memorias ya no estaba en este mundo.

Porque esa persona había muerto dos años atrás en Kunlun yaciendo en sus brazos.

Y Taxian Jun no pudo hacer nada para salvarlo.

Si es que se le podía llamar "salvar" a regresarlo devuelta a su lado, su castigo todavía no había terminado, no tenía permitido descansar. No tenía el permiso de este venerable para abandonarlo, por eso...¿Qué estaba esperando Wanning para despertar? ¿No sabe que el estanque de Lotus es frío? Se podría hacer daño.

Todos los días por dos años había ido directamente al Pabellón de Loto Rojo esperando ver una figura blanca elegante y fría caminando por los pasillos, una mirada llena de odio e indiferencia, esa voz llamándolo "Mo Ran", el aroma de haitangs que tanto lo intoxicaba...

Pero día tras día, noche tras noche, solo había un cuerpo sin vida en el estanque. La persona inexpresiva incapaz de volver a mirarlo con rebeldía con esos ojos de fénix, labios pálidos los cuales nunca volverían a abrirse para pronunciar su nombre.

Haber perdido a su mayor enemigo le había generado un vacío inigualable. Las guerras no se sentían igual, castigar a traidores no le divertía, compartir el lecho con Song Qiutong le disgustaba ¿Sería esto la venganza de Chu Wanning hacia él?

Le había dicho que no lo culparía ni en vida ni en muerte, pero ¿Cómo podría creer en las palabras de un hipócrita como él?

Lo que estaba sintiendo ahora no podía ser más que el resentimiento acumulado de su Shizun acechándolo, constriñendo su pecho cada vez que lo recordaba y arrebatando toda emoción que no fuera melancolía.

El último deseo de su Shizun había sido que se perdonara a sí mismo, nunca entendió el significado de esas palabras. Tal vez le pueda preguntar una vez se reencuentren.

Su Shizun, su Wanning, su Chu Fei ha pasado mucho tiempo solo en el inframundo, este venerable solo cumple su función como esposo al acompañarlo. 

En palabras de este Venerable...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora