00. Soltarte

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Si quieres que los muertos y las pobres almas en desgracia vaguen por la tierra, adelante. Haz tu trabajo, Athena.”

Aunque era difícil aceptarlo, así debía de ser. No podían destruir al Dios de las tinieblas, porque al ser destruido, destruyen también el inframundo, al igual que los Campos Eliseos.

¿Dónde recibirían su castigo aquellos que fueron malos en su vida, Sino existiera el infierno? Vagarian como almas en pena por la tierra, atormentando a sus habitantes y siendo el juguete favorito de todos los demonios. ¿Y donde disfrutarían aquellos merecedores que fueron buenos en vida? El mundo estaría descompuesto.

Y eso era algo que Athena no quería para los humanos, ¿Qué clase de Diosa sería, si estaba apunto de condenar al hombre al sufrimiento eterno en lo que sería peor que vagar en las tinieblas?

Fue difícil hacerlo y aceptarlo. Hades no fue atravesado por el Báculo Nike de Athena, ambos hicieron un trato. Athena no destruiría al Dios a cambio de que él deje de intentar gobernar el mundo.

Tomalo o Tomalo.

Fue difícil para ambos, y claro que hubieron cuchicheos acerca de las condiciones, mas al final, las manos de ambos dioses se dieron un apretón "amistoso" sellando que ambos bandos al fin estaban en paz.

Gracias a sus actos "maduros", Zeus, Dios del Rayo, hermano de Hades y padre de Atenea. Premió a ambos dioses, por acabar con esa guerra que desde siglos y siglos venían creando. Dejó a Hades regresar al Olimpo como otro más de los dioses, y para Athena regresó a la vida a aquellos valientes caballeros dorados que le fueron fiel y lucharon para proteger al mundo.

Esa sí que fue una gran, y rara, aventura, sin duda.

Todos los caballeros viviendo en paz, sin guerras y preocupaciones. Una nueva vida en donde debían de aprovechar las oportunidades. Y claro que aquello no iba a ser desperdiciado por dos caballeros en particular.

El Caballero de Cisne declaró sus sentimientos hacia el Caballero Andromeda. Una confesión que fue bien recibida, llevaban su relación de lo más mágica y maravillosa. Tanto que creían que no era real, que sólo se trataba de un mágico sueño.

La Mansión Kido fue un obsequio de Saori para sus grandes amigos, a los que ella consideraba, sus hermanos.

El tiempo pasaba y la relación de Cisne y Andromeda estaba floreciendo a buen rumbo, la suerte corría de su lado, pues el tiempo que tenían de relación, eran los únicos que vivían en la Mansión Kido; claro que al tener la casa sola, no iba a ser impedimento para saciar sus necesidades carnales.

Sin embargo, a pesar de que se amaban, y lo demostraban, no estaban preparados para oficializar su relación con los demás caballeros.

Hasta que un día, un pobre desdichado descubrió su relación de la peor manera. Juraría que hasta quedó traumado.

Seiya decidió que viviría un tiempo en la Mansión, por si en dado caso ocurriría alguna emergencia: como otra guerra santa, por ejemplo, aunque no debía preocuparse, se la pasaba la mayoría del tiempo en el orfanato, visitando a su hermana y conviviendo con los niños; jugando o molestando a su tan queridisima amiga Miho.

Pues fue un día de abril que Seiya se trasladó a la gran casa, no hubiera podido escoger un mejor día como ese. Justo la pareja, confiando en la soledad que les brindaba la Mansión, se fundieron al gran deseo que sus cuerpos exigían en uno de los sillones de el gran salón principal.

Tan mala suerte tenía el pobre Seiya. Él sólo quería descansar en el cómodo sofá, mientras disfrutaba de una gran película, toda su inocencia se fue al ver la posición en la que estaban sus amigos.

Regresa...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora