Capítulo doce

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"Esta bien... debes cerrar los ojos a partir de aquí." -dijo Tom mirando atento al camino mientras conducía-

"¿Que? No! ¿Porque?" -respondí rápidamente.-

"Confía en mi cariño." -dijo el volviendo la vista hacia mi y sonriendome.-

Cerré mis ojos y los mantuve así al menos por diez minutos o eso es lo que pareció.
El resto del camino no podía ver pero podía escuchar la tranquila respiración de Tom y eso me bastaba.
Cuando el auto dejó de estar en movimiento supuse que había estacionado.

"Voy a colocarte una venda en los ojos. ¿Estas bien con eso?" -preguntó mientras yo aún tenía mis ojos cerrados. Me limité a asentir sonriendo.-

Tom colocó la venda en mis ojos y comencé a sentir nervios en todo mi cuerpo, ansiosa por saber que tenía planeado. El bajo del auto y camino hasta mi lado para ayudarme a bajar. Me fue guiando y unos cuantos pasos pude sentir como mis zapatos altos se hundían en algo.

"Tom ¿Donde estamos? No puedo caminar." -cuestioné con un leve puchero y lo escuché sonreír.-

"Levanta un pie a la vez." -dijo y sentí como quitaba mis zapatos y colocaba otro tipo de calzado mucho más cómodo.- "Supuse que ibas a usar zapatos poco cómodos así que te traje unos míos que uso en casa." -dijo mientras volvía a guiarme por el camino.-

Luego de unos cuantos pasos, me quitó la venda de los ojos y me pidió abrirlos. Al hacerlo pude ver que estábamos en una playa, no muy concurrida. Arena suave y mar azul intenso como los ojos de Tom. Aire fresco, ruido de gaviotas y el ruido de las olas. A lo lejos de un lado se podía observar lugares para cenar y del otro lado casas de fin de semana supuse.

Tom había escogido el lugar perfecto para una primera cita y moría por saber que tenía planeado.

Volteé a verlo y tenía un gran bolso en su hombro y en una de sus manos mis zapatos.

"¿Te gusta el lugar?" -preguntó tímidamente y le sonreí tomando su mano libre en la mía.-

"Es perfecto." -dije besando su mandíbula.-

El sonrió y comenzamos a caminar hasta encontrar un lugar entre la arena, apartado de las personas y algo cerca del mar pero no tanto como para ser empapados por alguna ola.

Tom sacó del bolso una manta y la colocamos sobre la arena para sentarnos. Una vez ya acomodados sobre esta, nos abrazamos y miramos el mar un buen rato.

"Son las 21 ¿Tienes hambre?" -dijo mirándome a los ojos.-

"No aún no." -le dije agarrando sus brazos y envolviendolos sobre mi para que me abrace más fuerte y luego pasé mis brazos alrededor de su torso.-

"Traje para cenar pero que te parece si mejor ¿Vamos a uno de esos restaurantes y pruebas mi plato favorito?" -habló entusiasmado y mi corazón se derritió.-

"Si me parece bien cariño." -dije apoyando mi cabeza en su pecho.-

Nos quedamos unos minutos así y las palabras estaban demás. Ambos podíamos percibir lo bien que nos sentíamos con la compañía del otro y eso nos bastaba. Nos conformamos con estar entre los brazos del otro y el ruido del mar.

"Cariño ya tengo hambre." -dije volviendo mi vista a su rostro.-

"Esta bien, vamos a cenar. Arriba." -dijo levantándose y dándome una mano para que me pusiera de pie.-

Tom me dijo que lo esperara mientras el guardaba las cosas en el auto y volvía con un pequeño bolso. Lo miré confundida pero el me quitó la duda antes de que pudiera preguntar.

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