Princesa De Hielo

Recuerdos que matan

Dos meses han pasado desde mi primer encuentro con Santiago, nos ha ido bien por así decirlo.

Siempre nos vemos todos los viernes le bailo y me voy se ha vuelto como una rutina.

Hay algo que me preocupa es que hay demasiada tensión sexual, Bueno por lo menos de parte mía lo deseo y mucho.

Las cosas transcurren de manera normal, mi vida desde lo que pasó transcurre de manera monótona.

Hoy es domingo y me encuentro en la sala de mi departamento viendo películas pero ¡qué divertido!

En eso un recuerdo viene a mi mente trato de apartarlo, pero a la vez no quiero así que es demasiado tarde.

—Eres una mujer hermosa, Nati no deberías de estar llorando—Me dice mi hermano con melancolía.

—Lo extraño tanto— respondo todavía en un mar de lágrimas.

Él no duda de caminar hasta y darme un abrazo, es es la única persona en la vida que me queda me dolería mucho perderlo.

—Tranquila todo estará bien te lo prometo además yo siempre estaré aquí para ti no estás sola.

Me da una sonrisa que hace que me sienta mejor.

No estoy sola… Me repito.

Las lágrimas caen por mi cara. Dolor es lo que siento en este momento. Estoy tan rota que no creo que tenga arreglo.

Suelto un sollozo recordando esa maldita llamada que me dejo como si estuviera muerta en vida.

—¿Aló?—respondo, pero no me responden.

Ok eso es raro mi pecho se oprime algo malo está pasando. Mi hermano nunca me llamaría para preocuparme, hace rato salió a comprar algo para la cena pero ya a pasado más de media hora y no ha llegado. Estoy muy preocupada.

—¿Aló?—vuelvo a repetir.

—Señorita ¿usted es la familiar de Joel Gómez?—dice una voz totalmente desconocida para mí.

—Si—respondo con el corazón acelerado.

—Señorita su hermano hace como una hora tuvo un accidente de auto—no digo nada, pero la que dice a continuación me deja en estado de shock—Lo siento mucho los médicos no pudieron salvarlo... Su hermano acaba de morir.

El teléfono se me cae de las manos. No estoy no puede estar pasando.

Mi pecho se oprime, me falta el aire, pero que hice yo para merecerme todo esto que me está pasando.

No, no, no, él está bien, no se murió él no me dejó sola pienso mientras grito y lloró con todas mis fuerzas.

Preguntas se vinieron a mi cabeza, ¿Por qué la vida se lleva lo que más quiero?... Dios ¿Dígame qué castigo estoy cumpliendo? ¿Me porté mal?.

Nunca obtuve respuesta por más que se la grite al cielo no las hubo y hasta alturas creo que no las habrá.

Por eso ahora sonrió para poder engañar al dolor, pero la pregunta es:

¿Hay algo más que me puedan quitar?, La repuesta es no porque ahora estoy sola y porque todo lo que he querido me han quitado.

El timbre suena y logra sacarme de unos de mis recuerdos más dolorosos.

Mientras camino a la puerta me limpió la cara con mis manos, para ver si no se nota que he llorado.

Pero cuando abro me quedo boca abierta ¿Será que tantas lágrimas y dolor me han dejado loca?

—¿Santiago?—pregunto, sin poder que creérmelo. 

¿Qué hace el aquí?