Tio Nolan

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—Mira, se supone que la mayoría de los primeros besos son algo especial o deberían serlo —Nolan decidió contarle una anécdota—. Uno debe disfrutarlos y recordarlos siempre y toda esa cosa que dicen. Mi primer beso fue con una niña. Tenía doce años, y ella también. Y no fue la niña en sí, fue simplemente el beso. No me gustó para nada, pero no pude decírselo, así que estuve actuando como un idiota todo el tiempo, evitándola porque no podía decirle que no quería más. La cosa es que eso estuvo mal, porque la lastimé mucho alargando la verdad, y no me di cuenta de que lo hacía hasta que un día ella no apareció en nuestra clase porque se había cambiado de salón. Eso por mi culpa. Pensé tanto en mí mismo que realmente ni siquiera me interesé en lo que ella podía estar sintiendo ante mi actitud. Entonces, a veces los besos no son lo que deberían. De hecho, a veces uno no siente lo que debería sentir por alguien, y eso está bien. Lo que está mal es no decirlo a tiempo, evitarlo o mentir, porque ocultar cosas puede herir y causar daños irremediables. Y te digo todo esto porque con tu actitud estás lastimando a Mack. Estás siendo muy duro y olvidando que ella tiene sentimientos. Entiendo si es que no te gustó lo que pasó entre ustedes, pero en ese caso debes decírselo. Ella lo entenderá.

Alex MirezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora