XXXIX

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"     Nos debemos una charlacon el corazón abierto

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" Nos debemos una charla
con el corazón abierto.    "
—J. Sabina.






                    Haber terminado de hablar con Jensen sobre todo lo sucedido hace tres días, terminó siendo algo que la princesa necesitó con una urgencia que no se había encargado de notar, hasta esa misma mañana. El pelinegro tenía unas cuantas heridas todavía notorias en su rostro y brazos, marcas de la batalla inesperada que tuvieron que librar en medio de la nada. Pero aparte de eso, junto a una inexplicable admiración y devoción hacia Sybilla por haberlo salvado sin detenerse a pensarlo —detalle que Margery compartía también—, él se encontraba bien. Eso era justo lo que le importaba a la princesa.

Después de que el joven soldado se retiró de los establos para seguir cumpliendo con sus deberes, Margery simplemente lo vio marcharse en silencio, prefiriendo quedarse en el espacio por más tiempo. No tenía deseos de volver al castillo ni mucho menos dejarle saber a media Corte dónde se encontraba o por qué. Quería tener un momento para sí y atender a Heron antes de que Damien se despidiera de ella, porque ese día partiría para el frente de la guerra.

Su querido caballo parecía haberla extrañado justo como Jensen le había expresado —quien apenas había recobrado la consciencia en medio de la masacre que se llevó a cabo, lo montó y cabalgó devuelta al palacio para notificar lo sucedido—. El relincho que soltó su ejemplar y sus pisoteadas sobre la tierra fueron señal suficiente apenas ella estuvo cerca. La mujer acarició su cuello y lomo, dejándose llevar por la suavidad del pelo del animal y disfrutando del cómodo silencio que le acompañó en esos momentos. A veces todavía no se podía creer que había perdido años de su vida en poder mimar a un animal, cuando no se conocían los límites de la maldición.

Pero toda tranquilidad vivida fue corta cuando escuchó unos pasos acercándose al lugar.

Se preocupó.

Desde que había vuelto al castillo estaba más inquieta que antes. Los sonidos fuertes, los de pasos de desconocidos acercándose, voces irreconocibles o peor, bastante reconocibles en sus pesadillas... todo eso hacían estragos en ella. La lavanda había dejado de ser calmante y Gauvain le había mandado a tomar gotas de valeriana para controlar su ansiedad y ataques de pánico. Pero nada de eso funcionaba en realidad cuando se encontraba atrapada en el momento.

CURSED LINEAGE «the witcher»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora