[9]

16 6 2
                                    

Minki llegó al lugar de trabajo de su novio siendo aún un poco temprano y se encontró con él, por suerte, justo antes de que siquiera entrase. Le llamó por su nombre consiguiendo su atención casi de inmediato.

— ¿Qué haces aquí a esta hora, nene? —Fue lo primero que dijo con voz casi paternal. — Está haciendo frío. —Cubrió al azabache con su propio abrigo.

— Amor... —Comenzó nervioso. — ¿Crees que podamos hablar ahora?

— ¿Pasa algo? Has estado un poco extraño en estos días.

— Es que... ¿tienes a alguien que pueda ayudarte con tu trabajo?

— Minki, ¿qué sucede?

— Es que... mis... mis padres quieren que hablemos. Los cuatro.

— ¿Por?

— ¿Recuerdas que siempre dices que somos el uno para el otro?

— Sí. ¿Qué pasa? Me estás preocupando.

— Sé sincero, ¿sí?

— Siempre lo soy, nene.

— ¿Tienes planes a futuro conmigo?

— ¿Planes? ¿Algo así como viajar, comprometernos y eso?

— Sí. Tener hijos y crecer juntos, por ejemplo.

— Pues, de hijos nada ahora, pero tengo algunos planes distintos, ¿por?

— Porque... —Jugó con sus dedos un momento pensando cómo comenzar— deberíamos casarnos pronto.

— ¿Ahora? Nene, debería ser yo quien te pida matrimonio. —Rió.

— Y sería muy lindo que lo hicieras, es sólo que... —Bajó la mirada y mantuvo silencio un momento— es que... tuve un pequeño disgusto con mis papás.

— ¿Por?

— Porque les acabo de decir que estoy embarazado. —Exhaló sintiéndose liberado y esperando la respuesta de su novio.

Él, por su parte, sólo pudo mirarlo sin decir nada por unos segundos. Sus ojos estaban fijos en el más bajo, pero su mente ya debía dar vueltas por un sinfín de cosas que volvían su expresión como si se tratase de una noticia de enfermedad grave.

— ¿Es-estás… em-barazado? —Tartamudeó cuando finalmente habló.

— Sí. —Habló con tranquilidad al percatarse de que esa expresión no había desaparecido del rostro de su novio. — También fue una noticia muy impactante para mí. Ahora… mis padres esperan que te lleve con una fecha para casarnos, ¿sabes? Yo no quisiera que las cosas se dieran así, pero es por el bebé. Para que nazca en una buena familia y con…

— ¿Por qué no me lo dijiste primero?

— Estaba asustado.

— Hubiéramos llegado a una solución antes de que hablaras con tus padres.

— Aún la necesitamos.

— Sí. —Pareció un poco desesperado. — Sí, sí, sí. —Tomó las manos del azabache. — Dile a tus padres que fue una falsa alarma.

— ¿Qué?

— Tengo un amigo que nos ayudará.

— ¿Ah, sí?

— Le llamaré ahora y agendaré la cita.

— ¿Es tu misterioso amigo?

— ¿Qué? No. No, no, no. Es un amigo de la familia, seguro que nos hará descuento o algo así.

Mamá a los 23Donde viven las historias. Descúbrelo ahora