Mamá a los 23

Ren como madre soltera.

Nunca fue feliz.

Sus padres planearon su futuro desde pequeña y, por nada del mundo le dejarían cambiar ese rumbo. Al menos no hasta ese día.

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A partir de entonces tendría que valerse por sí mismo y recordar que todo lo que hacía era por una sola razón. Su bebé.

— Noona, estoy embarazado. —Confesó con toda normalidad ante lo que ella se quedó en silencio. — Y el imbécil huyó. Si en algún momento te preguntan, el bebé no tiene padre. —Dijo cerrando sus libros sobre el escritorio de la biblioteca.

— Minki...

— Estaré bien, noona. Sólo quiero que lo sepas. Por si también piensas abandonarme.

— Sabes que no te haría eso.

—×—×

— Un mes. El primer mes. ¿Cuánto engordaré? —Se dijo frente al espejo.