Era 12 de Febrero, quedaba un día para su cumpleaños, Rubén estaba en su escritorio, mirando su móvil, cuando de repente, deja el móvil en el escritorio y se acerca hacía mí.
Tenía cara de preocupado, ya se que había roto con su novia hace unas semanas pero estos días se le veía feliz. Le pregunté que le pasaba, sus ojos parecían llorosos, me dijo que no podía aguantar más, no sabía de que me estaba hablando, cuando ví sus ojos, tenía las pupilas grandes, el no paraba de repetir que no se lo podía creer, lo intenté calmar lo máximo que pude.
Pasaron minutos y parecía que ya se había calmado, le pregunté que le pasaba cuando respondió:
- Ya sé que queda un día para mi cumpleaños, voy a cumplir 23, me siento muy solo, esa chica me hacía muy feliz y cuando la perdí, mi mundo se derribó.
Entonces, yo respondí:
-Jamás estarás solo, yo siempre estaré a tu lado, en lo bueno y en lo malo- sus ojos empezaron a dilatarse, me sonrió y me dió un abrazo muy fuerte, me iba besando la mejilla cada vez que notaba que su mano acariciaba mi espalda lentamente. Cada vez nos ibamos separando lentamente y me dió un beso en la mejilla. Nuestras caras se quedaron mirando unos segundos, veía el interior de sus ojos, él me agarró del cuello y me dijo al oído:
-Yo siempre te querré.
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