Gunmin rodaba sobre su estómago a lo largo de la esponjosa alfombra verde, su risa sonaba bajita, tan bajita que por un instante el hombre que lo acompañaba sentado en el sillón negro de la sala, se acercó con urgencia creyendo que el pequeño estaba llorando.
- Gunni... ¿Estás bien? - brazos musculosos lo levantaron con euforia de el piso mientras era escaneado de arriba abajo por unos ojos oscuros y grandes.
- papá ya bájame, me haces cosquillas en las axilas - entre carcajadas más altas, el niño se retorcía en brazos ajenos.
Hoseok le devolvió la sonrisa al pequeño, y lo estrujó contra su pecho con tanto amor, que Gunmin solo termino enganchado al adulto como si de un mono se tratara.
- seokie... Ya te dije que no lo consientas tanto o será un malcriado en poco tiempo y yo no voy a lidiar con un puberto rebelde - changkyun salió de la cocina con un termo lleno de chocolate caliente en una mano y la otra era puesta en jarra sobre su cadera... La ceja levantada en modo de reprimenda.
- Bueno bueno ya, pero si no lo consiento yo ¿Entonces quien será el papi bueno y el papi malo? No puedo permitir bajar de nivel y dejar de ser el favorito aquí - las expresiones en el rostro de hoseok lograron una risa burlóna en changkyun, quien se acercó a ambos de modo amenazante.
Changkyun le estrelló al más alto el termo en un brazo y con aires de grandeza le arrebató al niño (que parecía a una garrapata) de los brazos.
- vamos a dormir corazón, tu padre ya empezó de competitivo, y no pienso ganarle de nuevo, para que después se ponga a llorar como bebé - Gunmin miro a su papá hoseok directo a los ojos y con una sonrisa le revoloteo las pestañas como alas de mariposa.
Hoseok le devolvió el gesto a su pequeño con una mueca dramática y apretándose el pecho fuertemente.
El pelinegro siempre creyó que los niños era hermosos, creía que eran como flores en un jardín, como estrellas en el cielo, como los cometas más impresionantes del cosmos. Pero el día que conoció a Gunmin su mundo, su pensamiento, su corazón, su respiración, absolutamente todo se detuvo de golpe y de pronto quería morir por él, quería vivir por él (dos pensamientos totalmente contradictorios) quería meterlo en su pecho tan profundo, que nadie sería capaz siquiera de respirarle cerca. Ese sentimiento solo lo había experimentado una vez en la vida y sabía perfectamente que el causante había sido cierto chico, con el que ahora compartía su vida.
Su pequeño era perfecto, hermoso, digno de admirar, digno de alabar, era el ser más maravilloso del planeta.
Con calma los tres hombrecitos subieron al segundo piso de aquella casita acogedora y calientita. Detrás de una puerta color morado tapizada con estrellitas de colores, se extendía una habitación llena de variedades, aquel cuarto realmente no se sabía de qué iba, por un lado una pared era abarcada con un árbol muy peculiar grande, y robusto, que contaba la historia de un Ada junto a pequeños niños que jamás quería crecer, por otro lado otra pared pintada de azul rey atestada de estrellas, constelaciones, algunos satélites, y planetas, en otra pared se extendia el mundo antiguo con dinosaurios, plantas, por último la pared más extraña, llamativa, y extensa que te contaba mil historias, pero ninguna a la vez, lo único identificable era el gato de Cheshire, la figura de salir moon, y el capitán Tsubasa sentado en un tramo de pasto, de ahí en más, todo era dibujos diversos y extraños. Un dormitorio muy peculiar para todo aquel que lo visitara, pero muy recreativo, y confortable según la opinión de Kihyun y Hyungwoo (y quien mejor que ellos podían dar su punto de vista, pues era amigos íntimos de la familia y Hyung era psicólogo infantil).
Changkyun dejo sobre la cama a su pequeño demonio, mientras destendia las cobijas. Una vez el nene estuvo dentro de las mantas Hoseok le tendió el pequeño termo con chocolate, para que esté lo tomara con cuidado.
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cuéntame otra vez, la noche que nací /Wonkyun
RomancePapi... por favor, cuéntame otra vez la noche en que nací. cuéntame cómo las estrellas brillaron más que cualquier cosa en el planeta. cuéntame cómo las aves volaron tan alto, que tocaron la Luna. cuéntame cómo la nieve callo tan blanca, y espesa, q...