Parte 1.

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Hace frío, en lo alto del puente. El viento sopla a su alrededor, ráfagas frías lo suficientemente poderosas como para desequilibrarlo. O tal vez sea porque sus piernas se sienten como gelatina. De cualquier manera, escalofríos se forman en su piel expuesta, apenas visible bajo la luz de la luna. Él había decidido justo el anochecer, ya que es bonito, más tranquilo y pacífico. Él decide que eso es perfecto para matarse.

Así que se sostiene de una de las barras y se acerca a la orilla, su estómago hundiéndose mientras mira hacia abajo. Es una gran caída y con la forma en la que el río se ha secado en su mayoría, él seguramente morirá al instante cuando golpee el concreto del fondo.

Y él no tiene miedo, ya no. Ahora tiene el control, puede saltar cuando quiera, terminarlo todo, escapar de este infierno. Así, una sonrisa se asoma en sus labios mientras da un pasito hacia adelante.

Se mantiene en equilibrio gracias a los barrotes, sus dedos apretando fuertemente, de manera que pueda inclinarse hacia adelante y probarse a sí mismo, gradualmente perdiendo su agarre para deslizarse más, más y más hacia enfrente.

"No deberías hacerlo, sabes." Aparece una voz de la nada y el corazón de Louis se detiene mientras da la vuelta (y casi cae) para ver a un hombre parado a su lado, con los brazos cruzados.

Él tiene una cabeza llena de rizos marrones, ojos como las esmeraldas y los labios más rosas que Louis jamás ha visto y en un momento como éste, la única manera en la que puede describirlo es hermoso.

"Eso no me hará cambiar de opinión." Louis dice, desviando su mirada hacia los árboles que los rodean mientras se recarga contra uno de los barrotes.

"Lo sé." El otro hombre dice, su voz profunda y lenta. "Pero es lo que se supone debo decir ¿Cierto?"

"Supongo." Es todo lo que Louis puede responder.

El otro hombre lo examina, sus ojos escaneando su delgada figura, sus muñecas cubiertas de cicatrices y sus dedos temblorosos.

"No creo que debas hacerlo." Dice entonces.

"En verdad no me importa lo que pienses." Louis declara, encontrándose con los bonitos ojos del extraño.

"Eso también lo sé." Él sonríe. "Sólo pensé que debía hacértelo saber. Podrías ser muy feliz. Puedo verlo."

Contra su buen juicio, Louis pregunta "¿Cómo?"

"Tienes marcas de sonrisas. Y tus ojos se ven felices. Así que aunque en este momento estés muy triste, estoy seguro de que pronto serás feliz de nuevo." El hombre dice, Louis se burla.

"Tú no conoces mi vida. Ya no puedo ser feliz, es imposible. Odio... todo." Louis resopla, volviendo su vista a la orilla para ver la reconfortante imagen del duro concreto. Él moriría instantáneamente.

"Pero no todo te odia." El hombre de cabello rizado dice.

"¿Qué?"

"Hay gente que se preocupa por ti. Familia, amigos. Ellos te aman." Él explica.

"Pues, no aman mi sexualidad." Louis no puede evitar murmurar, pateando el metal debajo de sus pies.

"Bueno, entonces son estúpidos, ¿No? No significa que debas de matarte." Rizos dice.

"Es más complicado que eso." Louis dice, su tono cortante.

"Claro que lo es. Todo es complicado. Pero matarte es simple. Es algo descabellado una vez que lo piensas. Quiero decir, tu vida podría cambiar mañana, mejorar tanto gracias a una serie de eventos, y todo lo que toma es un paso hacia el frente de este puente y detendrías eso. Todo se detendría permanentemente." El extraño explica y Louis mira fijamente sus zapatos.

one more night » larry stylinson «Donde viven las historias. Descúbrelo ahora