Amor por Amor

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El ambiente en ese cuarto era denso, demasiado cargado, y se podía leer con mucha claridad lo que pasaría dentro de unos minutos. Ambos lo sabían, pero uno de ellos no quería verlo.

La joven y, en un pasado, feliz pareja se encontraba sentada en la cama del que había sido su refugio en más de una ocasión. El lugar donde habían reído, llorado, peleado, visto películas, hecho el amor, y vivido su historia de amor en todas sus fases. Su habitación, en su departamento, el cual les había costado mucho trabajo conseguir. Estaban hacía largo rato en silencio, sentados uno frente al otro, mirándose y a la vez sin querer ver claramente. Una valija, pequeña pero demasiado significativa e importante, aguardaba junto a la puerta, y aunque no cabían muchas cosas dentro de ella, Jungkook sentía el cuarto extremadamente vacío sin esas pertenencias ocupando lugar. El lugar que les pertenecía.

Afuera, parecía que el clima había entendido mejor que nadie lo que se avecinaba, y por eso había decidido descargar su dolor y furia en forma de lluvia y viento, una extremadamente fuerte, adornando también el cielo con rayos, iluminando un poco esa noche. Jimin odiaba las tormentas, y ese día en particular le parecía la broma de peor gusto de parte del destino.



— ¿Vas a decir algo? — Esas cuatro palabras habían demandado toda la fuerza de parte del más joven, y como si hubieran sido la llave indicada, las lágrimas aparecieron en los ojos de ambos.

— Kookie... — El dolor en los ojos del rubio chico frente a él lo hacía querer llorar a gritos, y también el hecho de que soltara las palabras que se imaginaba. Quería abrazarlo, cuidarlo, pensar que el miedo que podía ver en esos ojos que aún así lo seguían derritiendo, era por la lluvia afuera.



Y lo hizo.



Se abalanzó como si no lo hubiera visto por años, se aferró a él como si se le fuera la vida, y en parte así era, así lo sentía. Su corazón y el tiempo se le escurrían entre los dedos, y no había forma de evitarlo. Por eso no quería decir ni una palabra más, y a la vez decir todas las que le fueran posible para evitar que lo que se veía venir ocurriera. O tal vez era todo un sueño, un muy mal sueño, como esos que había tenido en más de una ocasión, y que había logrado superar porque tenía a su amor a su lado, listo para abrazarlo y acariciar su cabello hasta que lograra relajarse y dormir nuevamente. Pero no era un sueño esa vez, y no había caricia alguna que fuera a curar la herida que se abría lenta pero dolorosamente en su pecho.



— Perdón.

Eso era todo lo que había soltado, y solo quiso golpearse. Sabía por qué Jimin se sentía apenado, culpable y no quería que fuera así; y al mismo tiempo deseaba que así fuera. Quería que sintiera culpa por estar tomando esa decisión que los iba a destruir, que iba a acabar con 4 años de relación, porque no estaba de acuerdo con eso, claro que no. Si alguien le preguntaba, él quería la vida y la eternidad al lado de ese chico de coqueta sonrisa, pero no iba a ser posible. Lo amaba tanto. Tanto que no quería que sintiera culpa alguna, quería que fuera libre y estuviera en paz, que hiciera lo que deseara si es que era en beneficio de su felicidad, y que si esa felicidad era caminar por la puerta con la valija en su mano para jamás volver, quería que lo hiciera.

— No hay nada que lamentar. — Tal vez era ese inmenso amor que le tenía el que estaba dándole las fuerzas para tratar de transformar esa situación en algo no tan trágico. O tal vez era su costumbre de guardarse el dolor, las lágrimas y pensamientos hasta que un día estos salieran de golpe, explotando por fin.

Rompió el abrazo y miró con ojos cargados de amor y tristeza al que fue y siempre será su primer amor, acarició con delicadeza su mejilla, la misma que hacía un tiempo estaba llenando de millones de besos, y tal vez alguna que otra mordida, solo porque sabía que molestaba en sobremanera a su novio, pero que lo haría reír de esa forma que tanto le gustaba a él. Jimin apoyó su mano sobre la del castaño, queriendo alargar un poco ese contacto, y a la vez queriendo alejarlo, porque le quemaba, le dolía, y las caricias de Jungkook jamás podían doler, eso no estaba bien, nada allí estaba bien.

Amor por Amor; jikookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora