Naruto ni Highschool DXD me pertenecen son de sus respectivos dueños así como los anime que salgan aquí.
Sin mas que decir se despide y que comience este jodido capitulo.
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El poder lo era todo.
Sin el no podías controlar nada.
No podías proteger nada.
No podías salvar a nadie.
Eras una escoria.
Un gusano, un parásito, una cucaracha.
Con el, tú podías torser el destino.
Tener voz.
Decir basta.
Esa era la ideología de Naruto, la que después de aquel accidente se grabó en su memoria, se dio cuenta que sin poder no podías salvar a nadie.
Odiaba ser débil, verse débil, por ello entrenó, entrenó hasta que sus huesos se rompieran, hasta que tuvo que juntar su orgullo del suelo donde estaba echo pedazos.
Pero todo valió la pena, se hizo más y más fuerte, tan fuerte que su voz ya tuvo presencia, una presencia que hacía temblar a sus enemigos.
Pero incluso siendo arrogante Naruto sabía que le faltaba mucho camino que recorrer, él incluso en la cúspide de su raza no era más que otro insecto comparado con las deidades y los dragones quienes eran los que representaban el poder andante.
Estaba encerrado en esta guerra sin sentido, defendiendo algo que no tenía valor para él.
Naruto sacudió su cabeza ante aquello, como odiaba no entender algo.
Él seguía peleando por Grayfia, iría al tártaro por ella con una sonrisa, pensar que había alguien quien la juzgaba sin conocerla hacía hervir su sangre.
Que se joda el mundo, él estaría más que feliz con sólo tenerla a su par.
"¿Mi señor?"
Grayfia habló al verle mover su cabeza así, era raro ver ese tipo de acciones de parte de su señor.
Naruto se acarició el puente de su nariz pensando en todo lo que debía hacer, al menos la preocupación primordial estaba resuelta.
No quería pensar en Sirzechs por el momento y su estúpido ideal de paz, luego resolvería cuentas con él por ahora solo era tiempo malgastado, tiempo que no tenía.
Él había aprendido en su niñez que la vida era cruel, por lo que supo que la muerte también.
Si la vida es cruel, ¿Porque no ha de serlo la muerte también?.
-Nada Grayfia, no me hagas caso, simplemente estoy pensando en algo-Hablo Naruto con tranquilidad mientras se ajustaba su cabello.
Grayfia asintió ante aquello, su señor era un hombre muy ocupado, lastima que su padre no la dejaba ir con él al frente de batalla así le ayudaría mejor que estar encerrada en esta jaula de oro.
-Si mi señor-Habló Grayfia con inflexión en su voz, no le gustaba ver a su señor tener tantos problemas.
Naruto captó el tono de voz en Grayfia, no lo podía engañar tan fácilmente, él conocía todo de ella, cada sonrisa sincera, cada gesto, incluso cuando se enojaba conocía como fruncia su ceño y arrugaba su nariz, no le había dicho nada pero lucía realmente adorable.
Grayfia observó como su señor daba media vuelta y la tocaban con sus manos ásperas.
A ella no le molesta aquello, esas manos eran las de un hombre que no tenía miedo a nada, que entrenó hasta que sus músculos se desgarraron y luego siguió entrenando más fuerte.