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Dedicado a Luzdelvalle935 Muchas gracias por comentar, contribuir y seguir la historia. Espero sea de tu completo agrado. 

⇀ T a r t a     d e    m e l a z a

Fue curioso. No tenía palabras para describir o explicar porque sucedía. Puede que fuera porque no poseía la inteligencia para hacerlo, o simplemente era una fuerte negación de su parte humana.

Lo que podía notar desde hace un largo tiempo era el hecho de que su lobo siempre parecía inquieto o animado cuando iban a encontrarse, incluso al percibir su aroma. Siempre había tenido impulsos para llevarlo a su lado, como si quisiera guiarlo a ella, ¿Acaso estaría pensando que él no sabía cómo acercarse a ella? Fuera como fuera, el lobo en su interior había sido suave en cada movimiento, tal vez en un intento de evitar que se asustara, o tal vez solo era la forma en la que era desde siempre. Podía recordar la primera vez que tuvo un conocimiento de su existencia. La primera vez que hicieron un contacto real. No era tan grande de hecho, solo habían pasado unos años desde que había comenzado a estudiar y había sido luego de haber sido retirado de clases por una fiebre repentina. Su lobo era tan juguetón como él, energético y sociable. Él era tan carismático que por alguna razón, hasta los niños se acercaban a él y lo rodeaban con alegría. Afortunadamente, siempre había sido lo suficientemente bueno con ellos como para jugar un rato sin problemas.

Y es por eso que le asombro en sobremanera cuando su lobo tomo decisión sobre todas y cada una de sus acciones. No era normal, no había pasado nunca y le asustaba la forma en la que veía su cuerpo manejarse por sí mismo. La forma en la que su lobo había decidido hacer lo que hizo.

Al principio no había entendido. No tenía idea de porque había reaccionado así. Había escuchado sus palabras, pero no fue capaz de comprenderla en ese momento, pero su lobo si, él había entendido perfectamente sus palabras, pero por más que hubiera intentado explicárselo, no había podido entenderlo tampoco, aunque de lo que si estaba seguro, era que la reacción que tuvo había sido la que impulso la reacción de la Omega.

Había desprendido feromonas para calmarla, y la había cubierto con su chaqueta impregnada de las mismas para correr hasta un lugar algo desolado en el parque al que había prometido ir. La mantuvo entre sus brazos y susurro palabras que nunca habrían salido de su boca si dependiera plenamente de él. Nunca había sido bueno con las palabras, pero al parecer su lobo sí.

—¿Quieres que llame a alguien o quieres que te lleve a casa?

Rosemary tardo unos minutos en responder, pero pudo sentir los latidos de su corazón y como ella comenzaba a relajarse.

—Volver a casa. —Dante asintió, pero pronto obtuvo otra palabra de su parte. —Lo lamento.

—No, está bien. No tienes que disculparte. Todo está bien.

Se preguntó una vez más cuales habían sido las palabras que se había perdido, pero tomo entonces la decisión de llevarla, pero antes de moverse si quiera, la chica había sacado su teléfono móvil para mandar un mensaje.

—¿Vas a llamar? —Preguntó.

—Mi mamá puede mandar a buscarnos. —No podía evitar sentirse mal por la abrupta interrupción de su salida. Quería estar con él como lo había prometido, simplemente pasar el rato y olvidarse de sus problemas. Ya en la mañana de aquel día se había dado cuenta de que algo iba mal con su humor, pero había decido ignorarlo y salir de casa para el encuentro, algo que no solía hacer a menos que fuera con su amigo Alei. —¿Quieres... Quieres venir a casa? Podríamos ver una película y preparar algo. —Ofreció.

—Claro. —Respondió presuroso sin pensar en nada siquiera, y aquello hizo que una pequeña sonrisa asomara de sus labios.

Ayudo a la Omega a levantarse, después de todo, habían estado sentados sobre el césped del parque, entre los árboles y el canto casual de los pájaros. Ambos se dirigieron a la zona acordada en la que ella había pedido ser buscada y al cabo de unos breves minutos un gran automóvil negro apareció, del cual bajo un Alfa de traje y rápidamente se acercó a la Omega.

—¿Se encuentra bien señorita?

El hombre miro rápidamente a Dante. Una mirada de desprecio totalmente. Y aunque él quiso retroceder, su lobo se lo impidió, obligándolo a mantenerse junto a ella.

—Sí, estoy bien. —Se movió más cerca del chico entonces. —Él es Dante, va a venir con nosotros.

—¿Sus padres están al tanto de esta decisión?

—Yo les diré. —Aseguro tomando el brazo de Dante entonces. —Se los diré cuando lleguemos.

Ese Alfa no pareció de acuerdo con eso, pero de algún modo termino accediendo, abriendo la puerta a los asientos traseros para que ingresasen.

El viaje fue bastante silencioso, con solo algún intercambio de palabras entre ellos, cosas breves. Pero no fue que se sintió nervioso hasta llegar a la gigante casa en la que al parecer vivía. Porque aun si se imaginaba que ella era rica, no se imaginaba cuánto.

Era una imponente casa de al menos tres pisos. Gritaba lujosa en cada rincón, desde las hermosas y delicadas plantas que abarcaban todo el camino a la entrada, hasta la puerta y ventanas de la misma. Todo lucia impecable y perfectamente simétrico. Algo que en su casa, no había visto ni siquiera cuando fueron por primera vez.

—Entra. —Insistió cuando lo vio parado e inmóvil en su lugar, a lo que solo pudo asentir tragando duro.

Por dentro, la casa se veía aún más llamativa. Muebles perfectos e impecables que se veían como salidos de un catálogo, y retratos de lo que supuso era la madre de la Omega junto a la chica en lo que parecían diferentes etapas de su vida.

Aquella mujer gritaba Alfa por donde se la viera y no parecía para nada agradable. Ella seguramente podría quebrar su cuello dándole una muerte lenta y dolorosa por haber llegado a su casa como lo hizo.

Se sintió tan desencajado que no sabía que hacer o donde esconderse.

—Toma asiento. Iré a...

Entonces la puerta se abrió.

—Papá, mamá, volvieron.

Sus padres habían llegado. 

El secreto del AlfaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora