Cuatro.

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En efecto, las casi plegarias de Minho se hicieron escuchar.
Por un lado estaba aliviado que no fuera un ratero o algo parecido y por otro su corazón y su estómago estaban revoloteando de alegría.
Su vista se giró fijándose en aquellos ojos almendra que tanto le habían gustado, el chico le saludó con una sonrisa para después decir algo que en la mente de Lee todavía no se procesaba.

—Entonces si hay?—Preguntó pero le fue imposible descifrar al dueño de la tienda que buscaba el contrario.

—Disculpa, qué dijiste antes?—Con mucha pena y parpadeando repetidas veces preguntó.

—Mencionaba si tienes aquellas galletas de menta con chocolate y algo de café...—Casi susurró el chico de nombre Chris. Minho sonrío asintiendo para después guiarle hasta el estante, se quedó mirando como el chico se cohibía a tomar sólo una de ellas así que no se detuvo a hablar.
—¿Por qué sólo llevas una?—Dijo intentando no ser indiscreto.—Digo, si te gustaron tanto.—Lo que le preocupó al castaño fue el rostro tan cambiante de el pelinegro pues parecía como si un día soleado a los segundos fuese una tormenta.

—Soy sincero, no tengo dinero pero realmente estas galletas son buenas. Me dan felicidad de cierta forma.—Omitió el por qué de su cara de tristeza pero Minho lo supuso todo. Entonces habló.—

—Estás de suerte por que me caes demasiado bien, nadie me había dicho en persona que mis galletas eran buenas y soy el dueño así que, toma las galletas que gustes, incluso puedes de otros sabores.—Minho comentó sintiéndose orgulloso al ver como el desconocido retomaba su sonrisa.

Gracias.—Soltó entre tartamudeo y al momento hizo una pequeña reverencia que llenó el corazón de Minho.

—No hay de qué. Vamos, estoy a punto de cerrar.—Y sin decir más, El pelinegro tomó una pequeña charola para comenzar a servirse galletas y sonreír mientras Minho le miraba totalmente embobado.

I'm here for you. [chanho/banginho/minchan]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora