1: Roseanne

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La alarma marcaba las 6:30 am, forzando a Roseanne a abrir sus ojos. Destapándose un poco, agarra su celular y aprieta en ''detener'' haciendo que ese molesto ruido deje de sonar. Con malhumor se levanta y se dirige al baño mirándose al espejo; tenía unas ojeras algo rojizas debajo de sus ojos. Y cómo no tenerlas, si se había quedado hasta las cuatro de la mañana escuchando música en soundcloud; ese lugar donde ella consideraba que ''había basura de la buena''.

Se higienizó y peinó un poco su pelo largo y rubio. Bajó por sus escaleras y sin siquiera haberlos visto, se despidió de sus padres con un seco ''chau'' y salió de su casa, rumbo a la escuela.

No, no tenía la mejor relación con sus padres. Nada grave realmente.

Al llegar entró a su salón y se sentó en su lugar al fondo, sin saludar a los pocos compañeros que se encontraban ahí. Tres chicas sentadas en los primeros asientos del lado izquierdo y dos chicos de pie, los cinco se encontraban hablando de algo que a la rubia poco le interesaba.

Finalmente sonó el timbre indicando que la clase comenzaba, la rubia notó que a su lado se encontraba su asiento vacío.

-¿Dónde se metió Je...

Pero antes de que pudiera terminar de hablar consigo misma, una chica baja y de pelo oscuro ingresó al aula corriendo y prácticamente tirándose en la silla que Roseanne tenía a su lado.

-Hola Rosé, buen día- habló la chica con la respiración agitada.

-Hola Jennie, ¿no crees que es un poco temprano para taclear sillas?

-Callate, me quede dormida y si vuelto a tener otra llegada tarde mi mamá se va a encargar de apuñalarme.

-Y con razón.

Jennie era la única amiga que tenía Roseanne en la escuela. En su opinión, era la única que podía hacer que sus neuronas conectasen. Al contrario de lo que las demás personas podían pensar, con tenerse la una a la otra alcanzaba y sobraba, ninguna quería entablar una relación más allá de lo cordial con alguno de sus compañeros.

La clase de Literatura comenzó y absolutamente todos estaban haciendo un esfuerzo sobrehumano para no quedarse dormidos, tener a un profesor tan aburrido tan temprano debería ser totalmente ilegal.

Luego de casi dos horas, el timbre volvió a sonar indicando un descanso de 10 minutos. Todos los alumnos comenzaron a salir. Cuando Roseanne quiso atravesar la puerta, un cuerpo más bajo que el suyo la empujó levemente con sus hombros, haciéndola tambalear y que su cuerpo choque con el marco de la puerta un poco.

-¡Eh! podrías tener un poco de cuidado, ¿no?- Dijo la rubia incorporándose levemente  y pasando ella primero por la puerta.

-Por el amor de dios, fue sin querer. Deberías tranquilizarte un poco-Respondió la más baja.

-Seguro que sí, Jisoo.- le contestó para luego alejarse e irse a comprar algo para comer, la cabeza le iba a estallar.

Mientras tanto Jennie la seguía atrás con paso apresurado, cuando logró alcanzarla tocó su hombro y le habló:-¿Qué pasa, Rosie? ¿Por qué tan apurada? La comida no se va a ir a ningún lado, tranquila.- comentó sonriendo.

-Solo me muero de hambre, Jen- dijo correspondiendo la pequeña sonrisa.

El resto del día pasó, y luego de unas horas que les parecieron eternas tanto a Roseanne como a Jennie las clases acabaron y ya era hora de volverse a sus casas.

Para suerte de la más alta, esta vez no iba a volver a su casa sola. Había invitado a Jennie porque quería mostrarle una nueva canción que había compuesto con su piano.

Ya las dos en la habitación de la rubia, Roseanne se sentó y comenzó a tocar el instrumento como si su vida dependiera de ello, aunque realmente lo hacía.

Tenía la suerte de tener un cuarto bastante grande, gracias a ello tenía el espacio más que suficiente para su piano. Además de eso, en el otro extremo de la habitación tenía unos soportes donde reposaban sus tres guitarras; la eléctrica fender stratocaster negra, la electroacústica color azul y la primera que había obtenido por regalo de sus padres, una guitarra criolla color madera. A su lado se encontraba el amplificador.

En resumidas cuentas, Rosé vivía por y para la música.

Cuando terminó de tocar en su piano, la más alta miró a Jennie, expectante.

Jennie solamente se paró y comenzó a aplaudir, haciendo que Roseanne comience a reírse.

-Dios Rosie, me encanta, es preciosa.-Dijo cuando terminó de aplaudir-Y eso que aún no escuche la letra, no conozco una persona más talentosa que vos.

-No seas exagerada Jen, aun no está terminada. Necesito hacer que algo quede bien con esto, me estresa.-respondió cerrando los ojos y tirando su cabeza hacia atrás, mostrando cuan frustrada estaba.

-Vas a poder hacerlo, incluso con el instrumental casi que me haces llorar, no deberías estresarte tanto- le dijo intentando tranquilizarla y dándole pequeños toques en su cabeza.

Para contextualizar mejor, Rosé hacía música. Componía y producía sus propias canciones, literalmente, ella hacía todo. En los últimos dos años se había encargado de ahorrar para comprar todo lo que necesitaba. Grababa con un micrófono que había conseguido  gracias al dinero que le habían dado en su último cumpleaños, y las producía en su computadora. Además de que tocaba la guitarra y el piano, y un poco la batería.

Y no hablar de su voz, nunca había ido a clases de canto, al menos por ahora, pero cantaba como si se hubiese pasado toda su vida entrenándola. Tenía una técnica casi perfecta.

-Rosé- la rubia fijó su mirada en la más baja- cuando te dignes a publicarlas, te aseguro que más de uno va a asustarse.

La más alta se río y le dijo:-Ojalá tengas razón Jen.

tired (Chaesoo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora