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El azabache miraba por la ventana del carruaje, perdido en sus pensamientos, mientras su sirviente y mano derecha, lo miraba con una leve mueca en sus labios

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El azabache miraba por la ventana del carruaje, perdido en sus pensamientos, mientras su sirviente y mano derecha, lo miraba con una leve mueca en sus labios.

Seguía sin entender el motivo para ir al castillo, o bueno, si que sabía el motivo y también estaba enterado de todo lo que ocurría entre el nuevo rey y su señor, pero simplemente le parecía mal lo que ambos hacían, más el de orbes morados, siempre tan orgulloso y sin ganas de rendirse. Suspiró, él tampoco era de rendirse tan fácilmente y más porque cometía el mismo pecado que el duque a quien servía. Ambas relaciones eran mal vistas a ojos de las personas y entendía perfectamente que su amado ya tenga una prometida.

Al igual que el azabache, también tuvo el corazón roto cuando el príncipe, hermano menor del rey, dijo que se casaría con la hija mayor de un rey lejano al reino de Karmaland. Lo peor de todo es que él era su hermanastro de la chica, mismo padre y al cual nunca llegó a llamar «papá».

— ¿Estás bien? —preguntó el mayor delante suyo, solo asintió y el contrario exhaló— Se que puedes pensar que lo que estoy haciendo es una completa estupidez, pero ponte en mi lugar Luzu —y lo hacía, joder, claro que lo hacía porque sufría lo mismo que él en el sentido romántico— ¿tú no harías lo mismo si es por hablar nuevamente con el príncipe? —bajó la mirada, haciendo sus manos en puños— Se que debo alejarme de una vez por todas y hago mal en inventar una mentira para poder encararlo... Yo solo... Solo quiero estar cerca de él por unos días, ¿está bien? Así también, tal vez, puedas despedirte del príncipe Raúl.

Levantó la mirada, el contrario le daba una pequeña sonrisa, solo exhaló y asintió, devolviéndole la sonrisa.

Sería un día muy largo.

El duque ya estaba hablando en privado con el rey, seguramente bajo la excusa de decirle como estaban los soldados siendo preparados y si había alguna información extra de los otros pueblos del reino

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El duque ya estaba hablando en privado con el rey, seguramente bajo la excusa de decirle como estaban los soldados siendo preparados y si había alguna información extra de los otros pueblos del reino.

Caminaba por aquel jardín tan extenso del castillo, admiraba como hacían su trabajo toda la servidumbre al tener toda la zona tan bien cuidada. Sonrió, mientras admiraba un rosal, tan rojas, su color realmente llena de vida. Se sobresaltó al sentir unos brazos abrazarlo por su vientre.

secret・ℓσνєя↝ RubegettaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora