límites :; tsukkiyama ;:

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➡ El anime/manga Haikyuu!! y sus personajes no me pertenecen, todos los créditos son para Haruichi Furudate, yo únicamente use los personajes de esta serie para crear una historia salida al 100% de mi imaginación.

➡ Tsukishima Kei x Yamaguchi Tadashi.

➡ Drabble cortito.

➡ Angst

Yamaguchi Tadashi, un chico de 15 años, con un rostro y cuerpo lleno de pecas ▪ algo que de por sí ya era extraño y lo era más al ser un asiatico ▪, luego de cinco años enamorado, decidió confesarle su amor a su primer y mejor amigo, Tsukishima Kei, recibiendo el seco y doloroso rechazo de este.

─── Lo siento Yamaguchi, no soy gay, y si lo fuera tampoco creo que saldría contigo, habría sido mejor si te hubieras quedado callado, al menos así seguiriamos siendo amigos ──── Tadashi recuerda con claridad esas palabras ¿Cómo no hacerlo? Si bien nunca se acepto a si mismo por completo, fue la primera vez que detesto tanto a su propio ser.

Y así es como terminó en aquella situación, esperando ansioso a que Tsukishima lea el mensaje que le envió por su télefono celular y llegase a su hogar para saber si realmente le importaba o si sólo estuvó con él por pena.

Al parecer, a Kei le importaba siquiera un poco el pecoso.

─── Yamaguchi, abré la puerta ─── Le decía Tsukishima golpeando el pedazo de madera que se interponía entre él y Tadashi, estaba desesperado pero intentaba mantener la calma, Yamaguchi rió ─── YAMAGUCHI ABRÉ LA MALDITA PUERTA ─── Gritó sin poder contenerse y golpeando aún más fuerte la puerta, las risas del moreno rápidamente pararón mientras las lágrimas empezaban a acumularse en sus ojos.

Aplasto sus manos contra su cara tratando de limpiar sin éxito el liquido salado que caía por sus mejillas.

Se rindió y miró la soga ▪ la cual ya había olvidado de donde había sacado ▪ colgada un pedazo de madera del techo de su habitación y atada en una especie de circulo donde su cabeza entraba perfectamente. Sonrió con melancolía.

Volvió a la realidad cuando otro fuerte y brusco golpe le fue otorgado a la puerta de su habitación, los gritos de desesperación de parte del de lentes llenaron sus oídos.

Cerró con fuerza sus ojos, mientras la voz del que alguna vez llamó mejor amigo lo atormentaba.

─── Hice todo lo que pude ─── Le murmuró a la nada, Tsukishima se quedó sin fuerzas al escuchar la voz de Yamaguchi tan rota.

Había escuchado a Tadashi llorar muchas veces, pero era la primera vez que él era la causa del llanto y lo sabía, eso le llenó de impotencia.

─── Hice todo lo que pude para quedarme contigo, para estar a tu lado, pero ya no lo aguanto.

─── Tadashi.... Por favor ─── Yamaguchi se sorprendió al ser llamado por su nombre de pila, pero no, no caería por algo como eso ─── Te amo, entre en pánico ¿Sí? Sólo, por favor... No me dejes... ─── Eran palabras vacías, lo sabía, era un mal intento de salvar a alguien del suicidio.

Pero era muy tarde.

Había avanzado demasiado como para echarse para atrás por un "Te amo" sin significado alguno por parte de alguien que no te veía cómo algo más que un amigo.

Ya estaba con la soga en el cuello y no pensaba bajarse de aquella silla.

─── Llegue a mi límite, Tsukki.

─── No...

─── No puedo seguir aguantandolo, Tsukishima.

─── ¡No!

─── Lo siento, Kei.

Y, con la soga al rededor de su cuello, tiró la silla en la que sus pies reposaban, dejandolo en el aire mientras que respirar cada vez se le dificultaba más.

Debería estar desesperado.

Pero no lo estaba.

Al contrario, una sensación de total calma y satifacción lo inundó cuando la respiración se le iba cortando sin piedad.

Y ahí, en medio de su habitación y con la persona que amaba detrás de su puerta, Yamaguchi Tadashi se suicido.

Luego de apróximadamente diez eternos minutos, Tsukishima logró abrir la puerta del cuarto en donde su propietario yacía muerto, colgado en el techo.

Kei cayó de rodillas al suelo mientras observaba el cuerpo de la primera persona que lo amó tanto como para morir por él.

Se sentía como una mierda.

Era una mierda.

Y lloró, lloró como nunca creyó que lloraría, lloró por la única persona que pudó amarlo y aguantarlo, lloró porque no supó cómo tratarlo, lloró porque, ahora, él también quería irse.

─── Lo siento.... Lo siento tanto.... Te amo.... ¿Por qué tú? ─── Se lamentaba entre sollozos el rubio ─── ¡¿POR QUÉ TE ENAMORASTE DE ALGUIEN CÓMO YO, TADASHI?! ─── Le gritaba al cuerpo sin vida del único ser humano al que logró amar ─── ¿P-Por qué...?

Porque todos tenemos un límite, y Tadashi ya había alcanzado el suyo.