Dafne Stolem.Cabello castaño casi rubio.
Ojos verdes y delineados.
Labios rosados.
Una chica linda.
De las que parecen rudas y malas a primera impresión, pero siempre terminan siendo simpáticas.
Sera este el caso??
‐Y... hace cuanto estas en el campus?– la pregunta abandona mis labios, y ella posa su mirada en mi.
–Oh... hace dos meses llegue– responde– Estuve aislada tres semanas y luego me trasladaron.
–Hace bastante tiempo– asiente – Pero, aun no te habían asignado un grupo.
–No, no lo habían hecho, porque no había gente libre, ya todos tenían un grupo, es decir, la mayoría– suspira y retoma la charla– Ege, Ian y yo, estábamos sin grupo y para ser nosotros uno necesitábamos un integrante más.
–Aah, claro, y habias tenido oportunidad de hablar con ellos??
–No nos habíamos visto hasta hoy.
– Ah.
El silencio vuelve a reinar, así que tomo por asumido que no volveremos a hablar y lo comprendo, a mi interactuar con personas nuevas siempre me dio mala espina.
–Malina??
–Ah, si, que??
–Que si queres acompañarme a buscar comida?? – repite otra vez, intentando no reírse de mi.
Dudo antes de contestar, es una extraña, y no es bueno confiar en extraños.
Viene a mi mente, la vieja frase que alguien alguna vez me dijo.
"Hablar con extraños es hablar con amigos"
Pero prefiero, por lo menos esta vez, darle el beneficio de la duda y confiar en la chica que espera una respuesta de mi parte.
–Si, si, a la comida nunca se le dice que no.
Ella rie de lo atropelladas que salieron mis palabras– Tenes toda la razón...
Baja su guardia y se relaja.
–Cuando llegaste vos??
–Emm, llegue hace dos semanas y hoy me trasladaron– contesto, mientras voy memorizando el camino.
‐Wow, es decir, que todavía no conoces el campus– sentencia, con una pisca de entusiasmo.
–Eh, no, precisamente estoy tratando de memorizar el camino para luego no perderme.
–Lo entiendo– rie, piensa antes de decir lo que pasa por su mente, pero finalmente lo dice– Si quieres, mañana puedo mostrarte lo que más me gusta del lugar, y de paso te vas ubicando, que te parece??
Al final, no era tan difícil el tema de socializar.
–Me encantaría Dafne– le guiño el ojo de forma cómplice y ella se sonroja.
–Genial– pausa y vuelve la vista hacia el frente– Bueno, te presento el comedor.
Dos ventanales que dejan la vista hacia adentro y por el cual se filtra la luz, nos otorgan la entrada, ingresamos y Dafne dice que siempre hay golosinas, frutas y galletas, las cuales son gratis, debido a que sobraron de alguna comida.
–Y si tenes suerte, podes encontrar porciones de postres enteros– agarra mi mano y tira de ella, haciéndome saber que me apure– Vamos, que tenemos que ver si hoy conseguimos algo.
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El Centro Azul
Ficção CientíficaA Malina siempre le gustaron las historias postapocalípticas, pero nunca creyó vivir una. Una cosa que sabia era que el mundo como ella lo conocía ya no existía. Y que tenía la inmunidad contra el virus que lo destrozo todo. ••••••••••••...