Three.

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Louis está jodidamente exhausto.

Los partidos de distrito siempre son una prueba para su físico y resistencia, especialmente porque es delantero, pero este es otra cosa. Su enemigo ha sido especialmente fuerte, apenas dándoles segundos para recuperar el aliento, siempre teniendo unas jugadas maravillosas de pies que lo desconcentran.

Están perdiendo 2 a 3, y el marcador de minutos está bajando cada vez más rápido, aunque puede ser una ilusión óptica más que nada. Louis solo quiere irse a la banca y tomar un fresco chorro de su botella de agua, tal vez tirarse al suelo para aliviar su piel ardiente, aunque la temperatura esté lo suficientemente baja para sentirse fresco con camiseta y shorts.

En algún momento, cuando el minutero está bajo la presión de un cincuenta segundos, el balón llega a sus pies. Louis está cansado de correr por la cancha, sus pantorrillas arden, el sudor se acumula bajo sus axilas y sus pulmones se sienten como si fueran a reventar (Dios le permita nunca seguir fútbol profesional como carrera), pero ni bien sus tacos tocan el balón, es algo así como su instinto lo que lo hace despertarse, correr por la cancha, hacerle un pase inigualable a René, y mirar con el aliento atrapado en la boca cómo el omega anota un gol. El último gol del marcador, pues al instante, el tiempo se acaba, el silbato de los referee suena y el partido llega a su fin.

Louis salta en sus tacos con ambos puños arriba y grita junto a sus compañeros y sus animadores. Un empate siempre es mejor que una pérdida y el público parece estar de acuerdo.

Alguien que huele familiarmente como un sudoroso Niall se estrella contra su cuerpo y lo lenvanta del suelo. Louis se sostiene de los hombros de Niall mientras ríe y lo empuja para que le de vueltas en el aire. Las risas resuenan por las canchas junto a los gritos de los animadores y la canción de guerra de su banda, y Louis se siente como si estuviera flotando en una nube de euforia. Está medio muerto, pero la emoción de la banda y la voz energética del presentador hace que la pasión y el entusiasmo se arrimen en su estómago. Pronto, todo el equipo está abrazándose y felicitándose mutuamente, y aunque la fuerza del abrazo arranca el aire de sus pulmones, Louis está realmente feliz.

Se seca el sudor de la frente mientras Niall lo deja en el suelo. Comparte un abrazo con su amigo y luego su equipo se dispersa y empieza a amablemente chocar puños con el equipo contrario. Louis sonríe cansadamente hacia algunos jugadores y comparte palabras cordiales (aún cuando en realidad no le importa) antes de trotar hacia la banca, donde algunos de sus compañeros están allí ya. Louis toma su botella de agua y bebe de ella como si estuviera muerto de sed (lo está); es desastroso al punto que algunas gotas se deslizan por su barbilla y empapan su camiseta aún más, pero realmente no le importa.

Exhala con pesar cuando está satisfecho, cerrando la botella y tirándola en la banca. Se desploma con cansancio, apoyando su pantorilla en su pierna para poder quitarse los tacos.

"¡Oi!"

Louis resopla para si mismo y se ríe bajo su aliento, desamarrándose los zapatos.

"Gracias por ese pase, Lou." René le dice mientras se sienta a su costado y copia sus acciones.

"Oye, no hay de qué. Tú fuiste el que no hizo que el entrenador nos gritara por media hora."

"Ni lo menciones." René se estremece. "Nadie quiere ver al entrenador enfadado. Ese tipo da un miedo que flipas."

Louis se burla. "Alfas."

Por fin logra deslizar los tacos fuera, liberando sus pies doloridos de una presión casi insoportable. Louis suspira contento y empuja su otro zapato con su pie, parpadeando hacia las luces demasiado brillantes del ruidoso campo. René se inclina contra él, quitándose las espinilleras. Louis toma la oportunidad y se arrima, descansando su cabeza contra su hombro y acurrucándose.

Right Where I Want You; ls Donde viven las historias. Descúbrelo ahora