Encimado por las luces del gran salón, Harry se adentró en el mar de estudiantes. Por primera vez desde su llegada a Hogwarts, no siente la sofocante mirada de los alumnos, caminando desapercibido, nadie enfocándose en él. Casi es un alivio, pero Harry nunca había experimentado esta expectativa, estas ansias por ser notado.
La mirada esmeralda busca entre los grupos de amigos hablando, entre las mesas de aperitivos y bebidas, entre las luces de las velas y los enormes pinos. Intentando disimular su escrutinio y fallando miserablemente. Era abrumador, las luces del brillante techo le pican los ojos, los montones de voces rumoreando aturden sus oídos. Se perdía fácilmente de su objetivo inicial, conociendo lo que buscaba, pero no sabiendo a donde mirar. Por un momento creyó que la respiración le fallaba.
A pesar de estar escondido tras ese antifaz y ese glamour que escondían su identidad, se sentía desnudo. Por su cabeza no paraban de circular los pensamientos "¿me veo bien?, ¿qué pasa si Hermione me mintió y en realidad luzco ridículo?, ¿será suficiente? ¡¿Por qué si quiera me estoy preguntando estas cosas?!". A cada pensamiento, enderezaba otra vez su espalda, sacaba su mejor postura, tratando de lucir una confianza que no sentía.
Y es en ese torbellino de pensamientos que finalmente lo ve. Esos preciosos ojos plata.
-Draco.
Contrario a sus pensamientos iniciales, Harry piensa que podría encontrar al rubio en cualquier multitud, era magnético como sus miradas encontrarían su camino hasta la otra.
Una imperiosa necesidad se acercarse lo invade, sus piernas picándole por caminar hacia él. Pero no se mueven. Y solo puede quedarse viendo esos ojos que lo embriagan como si hubiese bebido, hasta que se da cuenta de lo que está haciendo y aparta la mirada, un suave rosa subiéndole a las mejillas.
Era tan extraño estar en el mismo salón que el rubio y sentir que había un océano de distancia entre los dos.
Sus ojos no pudieron evitar volverlo a buscar, hechizados por los gestos del primogénito de los Malfoy, viéndolo tomar una de las bebidas y llevarla hasta sus labios para darle un trago apenas perceptible. Draco estaba tan tranquilo y confiado como siempre, con ese porte que te manda el mensaje que esta por sobre de ti. Y Harry no comprendía como Draco podía parecer tan sereno cuando el se estaba muriendo por ir hasta él.
Y justo cuando sus ojos parecen volver a encontrarse. Harry desvía la mirada.
Nunca antes le había temido tanto a algo como para desviar la mirada, generalmente porque para ese momento ya se encontraría saltando a la acción sin vacilar, antes de que lo pensará demasiado y se diera cuenta del peligro al que se estaba entregando.
Y, sin embargo, ahí estaba él, el niño que vivió, que con un año de edad había enfrentado a la muerta, el niño que asesinó a un basilisco, que se abalanzo contra un profesor poseído por el mago más temido de todos los tiempos, que corría hacía el peligro tan fácilmente como respirar. Ahí estaba el mismo chico tratando de ocultarse de los ojos grises y queriendo ser encontrado al mismo tiempo, dudando sobre lanzarse a este nuevo peligro, por primera vez pensando antes de actuar.
Porque solamente Draco Malfoy era capaz de hacer a sus instintos flaquear, de hacer que sus impulsos temieran.
Del otro lado del salón, Draco Malfoy seguía pareciendo inafectado por la constante mirada de Potter. Draco odiaba las mentiras, e irónicamente era insanamente talentoso para ponerse una máscara, una preciosa mentira que escondiera la realidad de sus sentimientos.
Ahí estaba una vez más, hablando con Pansy y Blaise como si verdaderamente estuviera interesado en lo que fuera que el par estaba hablando. Como si sus ojos no buscarán la más mínima oportunidad para viajar por el salón para encontrarse con el niño que vivió, como si los nervios no estuvieran tratando de consumirlo.
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Inevitable encuentro
Fiksi PenggemarDonde Harry ha olvidado que los campeones necesitan una pareja para abrir el Yule Ball. Y Draco no deja pasar la oportunidad -Drarry -One-shot