3. Segunda Parte.

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Dejé las tazas sobre la isla de la cocina, la mía tenía café negro y la de Harry café con leche, podría ser una exageración mía ya que suelo acostumbrar preparar el café con leche a mis sobrinos de cuatro y seis años y Harry ya no es criatura, pero era menor que yo (de edad porque en tamaño me ganaba) y eso me basta para calificarle como bebé.

No habían pasado diez minutos,fui al ex cuarto de Duncan que ahora estaba en total soledad y robe unas prendas de su armario, mi hermano era más corpulento que yo y podría tal vez irle bien a Harry uno de sus pijamas, además de que la ropa era de cuando Dun tenia veinte años y 113 kilos, me encamine al baño a ver como iba todo, golpee la puerta y aguarde, oí un "Si Lou?" y no pude evitar sonreír feliz, ya no sonaba tan roto.

- Te traje ropa. ¿Puedo pasar? -

La respuesta tardó un poco pero fue positiva, abrí la puerta y el vapor me ahogo, no quería ver detenidamente a la ducha, dejé sobre la tapa del retrete la ropa. Me estaba llendo cuando una cabeza escurriendo agua y con espuma se asomó por las cortinas de mi baño.

- Necesitas algo Hazz?

Sostenía la cortina verde cubriéndose hasta el cuello, le quedaba como vestido.

Harry se quedó unos segundos viéndome sin emitir sonido, luego reacciono sacudiendo su cabeza y se escabulló dentro de la ducha.

- No, nada, estoy más que bien.

Un Harry aceado y empijamado estaba sentado frente a mi en la isla, yo le daba la espalda a la cocina y el a la sala.

Saque los pastelitos del taper y los puse en un plato en medio de ambos, a una distancia conveniente de cada uno de nosotros.

- Puedes comerlos - dije sonriendo.

Él hizo una mueca y tomo un pastel de chocolate y otro que parecía de frutilla por lo rosado de la crema.

Bebimos el café y comimos la mayoría de los pastelitos, todo el tiempo la tele en la sala estuvo encendida, de vez en cuando se escuchaban gritos provenientes de las películas, Harry y yo chillabamos del susto repentino para luego reírnos, Harry se asustaba más que yo, claro.

Nuestros estómagos estaban ya repletos de azúcar, nos sentamos en el sofá a ver la película que el canal nueve nos proporcionaba, apague las luces para adentrarnos más en el filme y busqué de mi cuarto el adredon que siempre estaba a los pies de la cama doblado.

Harry no había derramado una lágrima luego del baño caliente, sabia que por dentro él estaba gritando y estaba intentando no quebrarse frente a mi, también parecía por momentos que si era feliz.

Una vez, el primer día que nos conocimos, él dijo que tenia un hogar y una cama, no le había creído del todo pero quien era yo para acusarlo de mentiroso. No sabia como es que él había acabado viviendo en la calle o en todo caso en una casa arruinada. No quería tocar un tema tan privado, pero quería saber su historia.

- Louis. - susurró

- Si? -

- Me estoy quedando dormido -

Me senté erguido en el sofá y mire al muchachito. Sus rizos ahora si se veían como tales, el pantalón elastizado azul le iba bien, la remera blanca se le resbalaba a penas por uno de sus hombros y vi tenia un tatuaje ahí, una G.

- Tienes que irte? El cuarto de Duncan es tuyo si lo quieres.

No quería que se valla, no podría estar tranquilo.

Negó con modorra. - No quiero pasar la noche solo - confesó.

Harry estaba en ese punto medio entre el sueño y el mundo real, estaba hablando casi sin darse cuenta, confesando.

- Voy a llevarte a la cama - avisé tomándolo de las manos para sacar su trasero de bebe del sofá.

Tras el sofá estaban las dos puertas blancas, la de mi hermano que ya no vivía conmigo y la mía. Caminé con Harry a cuestas hacalia el cuarto de Dun. Él me detuvo cuando estábamos en medio de ambas puertas.

- A tu cama - pidió.

Hice que dejara de abrazarme para poder verle el rostro.

- ¿Quieres dormir en mi cama o quieres dormir conmigo? -

- Contigo en tu cama -

Asenti aunque él no me veía, tenia sus ojos cerrados y caminaba como zombie.

- A la derecha Harry - lo encamine hacia mi puerta.

Ambos entramos a mi cama, entendía los motivos de Harry, habían querido violarlo, no sabia hasta donde habían llegado ni cómo se habían dado las cosas, sólo sabia que él necesitaba confort y estaba dispuesto a dárselo.

- Mañana me iré, lo prometo. - habló en sueños.

Me acerqué más a su cuerpo, tímidamente puse mi mano sobre su cintura, reaccionó acurrucadose más a mi y esa fue la señal para abrazarlo por completo.

- No tienes que irte.

Harry estaba más abajo que yo el el colchón, su cabeza daba a mi barbilla, estaba en posición fetal la cual desarmo para enredar sus piernas a las mías.

Todo lo que Harry necesitaba era amor y yo no sabia que clase de amor requería, era un hermano menor para mi, si, era mi amigo, pero también era el chico mas adorable y lindo con el que alguien se pudiera topar, también quería abrazarlo así todas las noches y frenar sus llantos, eso no era tan de amigos. En dos meses había aprendido que muchas cosas malas le habían ocurrido en sus cortos veintiún años, cosas realmente malas, y no lo sabia porque el me las hubiera narrado, lo sabia sólo con verlo, en cada una de sus acciones ahí estaba , hasta cuando sonreía había algo mal, una sonrisa tan amplia y hermosa enmarcada de hoyuelos escondía el dolor que el ángel que dormía ahora a mi lado apacaraba en su inrior.

No me dormí hasta las dos de la mañana, todo ese rato lo dedique a frotar la espalda de Harry y a veces sus mejillas.

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⏰ Última actualización: Mar 03, 2015 ⏰

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