𝑭𝒐𝒓𝒕𝒉 𝑪𝒉𝒂𝒏𝒄𝒆 ˚₊·

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La cuarta vez, Olivia ya era una adulta independiente, de veintidós años que ya se había graduado en Protocolo y Organización de Eventos en la Universidad de Nueva York, y ya había vuelto a Chicago con su familia, aunque ahora a algunas manzanas de su antiguo hogar.

Johnny, por su parte, había debutado en el que ahora era uno de los grupos de música surcoreanos más conocidos del momento, que justamente estaba a punto de volver a Chicago con motivo de su primera gira por norte America.

Olivia amarró los cordones de sus zapatillas y se colocó una gorra que le habían regalado en la universidad. Llevaba toda la mañana ordenando cajas de mudanza en el que era su nuevo hogar. Necesitaba tomar el aire y sin duda un poco de ejercicio no le vendría mal.

En su primer mes en Nueva York, cuando estuvo a punto de abandonar por no tener fondos suficientes para vivir, consiguió aquel trabajo de camarera a tiempo parcial que le ayudó con sus gastos lo suficiente como para cubrir la estancia durante los cuatro años que duraba la carrera, más el año siguiente de especialización.

Caminó hacia el Jackson Park y revisó la hora en su teléfono, poniendo música de inmediato. Una vez colocó sus auriculares inalámbricos, comenzó a estirarse y calentar.

El día era asombroso, cálido, pero no demasiado como para sentirse abrumada. La brisa fresca de primavera la golpeaba haciendo que su pelo se moviera en su coleta alta. Había personas haciendo ejercicio como ella, parejas de cita e incluso familias de picnic.

Olivia sonrió e inhaló el fresco aire que emanaba el húmedo césped del parque. Se animó y empezó a trotar, dando un par de vueltas al parque.

Echaba de menos Chicago, correr por el parque y sentarse en el césped a darle de comer a los patos que nadaban en aquel precioso estanque.

Cuando pasaba por tercera vez por el puente para atravesar aquel estanque, pudo ver que por el camino paseaba un grupo de unos nueve chicos hacia su dirección, ocupando casi todo el sendero.

Los que parecían más jóvenes iban al frente y jugueteaban entre ellos, molestándose, otros más mayores los seguían tranquilos mientras hablaban y tomaban de lo que parecía ser café frío del Starbucks, y por último otros tres chicos que llevaban una cámara en mano mientras bromeaban. Por lo que Olivia dedujo se trataba de nuevos turistas que venían a visitar la hermosa ciudad de Chicago.

Mark, uno de los chicos más alejados, que llevaba una gorra roja con la palabra Chicago escrita, empujó a Johnny a su lado cuando éste había hecho una broma algo divertida para el canadiense, haciendo que casi chocara con Olivia cuando ella trataba de pasar por su lado, con la intención de evitarlos para no molestar su ruta turística. Olivia tuvo que esquivarlo en su carrera, apartándose del camino y pisando el césped húmedo. 

—¡Lo siento! —gritó Johnny cuando se percató de que casi había chocado con ella.

Olivia simplemente levantó la mano en señal de que todo estaba bien, pero no se detuvo, ni siquiera se volteó a mirarle.

Media hora después llegó a su pequeño hogar, tomó un poco de agua y descansó un poco antes de entrar a la ducha y prepararse para salir al supermercado.

No fue hasta varias horas después, sobre las siete y media de la tarde, quizá las ocho, que Johnny se despidió de sus amigos para luego conducir hacia el supermercado acompañado de Mark y Doyoung para comprar provisiones para su noche de chicos.

Olivia se encontraba en el pasillo de las bebidas, buscando el vino tinto que le había recomendado su madre para cocinar su famoso estofado; sin embargo, por más que buscaba la botella que se asemejaba a la imagen que su madre le había enviado por mensaje, no la encontraba en aquella sección.

Si bien a ella le encantaba el mundo de la repostería y sabía hacer grandes recetas que le había enseñado su propia abuela a hacer, en la cocina culinaria era un poco torpe y aún necesitaba las recetas y recomendaciones de su madre.

Pudo ver por el rabillo del ojo como dos chicos corrían cómplices a través del pasillo de los condimentos, más no le prestó importancia y siguió con su cometido de encontrar aquella botella.

Cuando dio con ella, inmediatamente sonrió satisfecha e incluso murmuró un leve "¡te encontré!", que a cualquiera le parecería adorable.

Sin embargo, había un problema; la botella estaba en la estantería más alta, y Olivia maldijo su metro sesenta cuando trató de llegar a ella poniéndose de puntillas, sin tocar la estantería para que no cayera y destrozara todas las botellas de cristal debido a su torpeza.

Resopló y posó las manos en su cintura, miró a lo largo del pasillo y pudo ver a un chico lo suficientemente alto como para llegar a aquella botella, sosteniendo una cámara y escondido detrás de una estantería de televisiones a la otra punta del establecimiento.

Olivia hizo una mueca y barajó la posibilidad de simplemente caminar a la caja y pedirle ayuda a algún dependiente, pero la opción de pedir ayuda al chico de la cámara era más viable, pues estaba mucho más cerca que la caja.

Sin embargo, en su camino a pedirle ayuda a Johnny, Doyoung se tropezó con ella. Se disculpó con su básico inglés y leves reverencias mientras caminaba en dirección a donde ella se dirigía, dando con Johnny y regañándole por haberle abandonado a su suerte en un supermercado tan grande como lo era Target.

Olivia pudo ver que por el pasillo por el que venía el chico con el que había chocado, había un dependiente alto y esbelto colocando una caja de cereales en una de las estanterías más altas.

Olivia sonrió agradecida y casi corrió a donde aquel chico se encontraba, antes de que pudiera marcharse. Tropezando en el camino y cayendo sobre él, aunque el muchacho ni siquiera tuvo que hacer demasiado esfuerzo para sujetarla antes de que pudiera caer al suelo.

Olivia se disculpó y sus pómulos se volvieron aún más rosados por la vergüenza de su torpeza. Levantó la mirada y casi vuelve a caer al ver a tal hombre frente a ella, que tenía una etiqueta en su camiseta roja con el nombre de Trevor, el que sería su segundo amor.

Aquel día, quizá Olivia y Johnny se podrían haber conocido de no ser por la idea de jugar al escondite en el supermercado, haciendo que Doyoung tropezara con ella y desviara su camino. Pero quizá era mejor así, ya que si se hubieran conocido en aquel momento, su relación a lo mejor no habría estado destinada a funcionar.

Se podría decir, que Johnny lanzó a Olivia a los brazos de Trevor, su segundo amor y el que más impacto tuvo en ella.

Claro, después de Johnny.

𝟲 𝗖𝗛𝗔𝗡𝗖𝗘𝗦 ੈ✩‧₊˚ | 𝑗𝑜ℎ𝑛𝑛𝑦 𝑠𝑢ℎDonde viven las historias. Descúbrelo ahora