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Sus demonios salían a jugar cada noche; Ella bailaba, reía y conversaba con ellos hasta la llegada del alba sobre cosas que los humanos jamás entenderían... Hasta que un día desaparecieron junto a todos aquellos buenos momentos y el mundo se torno más oscuro de lo normal.
"Diablillos míos, ¿dónde habéis ido?"
Sollozaba cada noche entre lágrimas puras y cristalinas desde que la habían dejado sin previo aviso alguno...
Los diablillos la observaban desde lo más profundo de la tierra, apenados por la visión de aquella tierna criatura de la cual prácticamente se enamoraron... Entre ellos se la conocía como La Pequeña Ninfa.

Lágrimas de una ninfaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora