Prólogo

2 1 0
                                    



Agarraba el cierre azul de mi abrigo esperando ansiosa la respuesta de mi consejero particular. No podía estar más nerviosa hoy, quería hacer pequeños golpes en mi muslo para parar mi ansiedad. 

No podía imaginar que no haya sido aceptada, tenía que ser un "admitida" en definitiva. Lo peor sería que todo esto haya ido al caño y no haya sido admitida por ninguna universidad que apliqué. Me esperaba lo peor de no ser admitida en Cambridge y Oxford. Pero cuando Jorge me miró con sus ojos de cachorrito de cuando tenía una buena noticia que dar me paré decidida a gritar por todo el pasillo del centro educativo. Pensando en gritar porque el esfuerzo logró la pena.

Bueno, eso no pasó porque entré en estado de shock que no me lo creí como por 5 minutos. Jorge me animó a hablar mientras soltaba unas chispitas de felicitaciones. Reí y le di un abrazo de oso. 

-Dios, no puedo creer que enserio entré. Tengo que avisarles a mis padres.-Jorge me sonrió y me dijo que además obtuve la beca completa por un año completo.

Cuando llamé a mis padres dos horas después de enterarme de que ingresé, no dudaron en hacerme apurar para que vuelva a casa y celebre con una buena comida nativa de mis padres.

Sin duda me gustaba la comida marina. Cuando llegué a casa, mi perro botas fue el primero en felicitarme con sus tiernos ladridos.

Botas es un pequeño Shitzú de 4 meses. Me lo regalaron por mi décimo octavo cumpleaños. Aunque quería un gato ya que son almas independientes como yo, me dieron otra hermosura como este pequeñín. Y sé que suena algo dulce y empalagoso pero, es que ¿Quién no ama a los animales?

Mis padres me abrazaron y empezaron a llorar de la emoción.

-Dios, no lloren. Me harán llorar a mí de nuevo.-dije con una tonta sonrisa

-Es que, estamos orgullosos de ti, hija- esa fue mamá con los ojos rojos y su voz ronca.

Mi papá no se quedó atrás, creo que lloró más que mi mamá. Y creo saber la razón de tanto llanto. Es decir, quién no lloraría por su hija prodigio quien ganó una beca en una de las mejores universidades del mundo para estudiar lo que ella quiera pero que, lamentablemente, estará separado de su familia por tres años.

Y aunque al principio me pareció una fabulosa idea de vivir lejos de mis padres para ser un poco más independiente, y sufrir en el agobiante y estresante mundo capitalista en plena juventud, se veía tentador. Ahora que lo pienso, creo que los extrañaré demasiado.

Solo quedaba dos meses ir a Cambridge y empezar mis estudios.

Solo faltaba dos meses para poder disfrutar lo que quedaba de los recuerdos familiares, de mis amigos y de este bello país pero con pocas oportunidades.

Pero ya qué, ¡a la mierda este país!











En procesoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora