Capítulo 5: Dos gotas humeantes

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Con el ojo casi cerrado y el aire quemando los poros de la mitad de su piel, Sebástian caminó por los pasillos junto a aquella señora que lo tomaba de la muñeca. A pesar de oír que el elemento de aquella mujer era eléctrico, el gélido tacto de su palma sobre sí le hizo pensar que perfectamente podría haber tenido poderes de hielo.

Antes que tarde, ambos llegaron hasta lo que a Sebástian le pareció la enfermería de la escuela, pero a diferencia de otras que hubiera visto antes, esta tenía más material del que normalmente disponen las demás instituciones: por ahí vió una máquina de rayos equis, radiografías, un par de camas para la estancia de algún estudiante, y varias otras cosas que si bien no sustituyen un cuarto de hospital y su equipo, tampoco tenía algo que envidiarle.

La profesora, de baja estatura, corto cabello entre lacio y ondulado y una piel que Sebástian asoció con que algo padecía relacionado al frío de su palma, le indicó sentarse en lo que llegaba el profesor Brandon, quien a su vez le contó era el enfermero de la Ee.

Dicho y hecho, por la puerta se asomó el colocho castaño y sus espinillas en las mejillas y con una bolsa negra en manos, quien al verle quedó helado, dando un peso en el estómago de Sebástian al no saber el estado en el que se encontraba (aunque no creía de igual forma que fuera algo que ya no hubiera pasado antes si se trataba de Ryan).

—¿Sebástian? Soy Brandon Romero, estoy al tanto de lo que ocurrió y voy a tratarte, primero voy a ver si los golpes de aquel chico no provocaron alguna fractura en tu cara, ponte frente a aquella cosa de allá —señaló a un artilugio frente a un soporte acolchado.

Sebástian acató las órdenes, apoyando con algo de dolor el mentón sobre la felpa mientras Brandon observaba las imágenes.

—Vaya morado el que tienes, chico.

—He pasado peores.

—Para alguien que dice no ser un elemental es una hazaña haber resistido la tunda que te dieron hace rato sin desmayarte o quedar inconsciente, ¿no lo crees?

—¿Qué tiene que ver eso? Además repito que no soy un elemental, y en el caso de Ryan ya estoy acostumbrado a estas cosas.

—Biológicamente los elementales tenemos mayores atributos que la gente común, más energía, fuerza, resistencia y todo lo que permita a nuestro organismo soportar la energía de nuestras habilidades y utilizarla. Esas dos chicas no estoy tan seguro de cuanto golpe recibieron, pero estaban casi intactas del encuentro, solo son morados menores y raspones lo que tienen, a diferencia tuya que tienes una ligera fractura en el pómulo, pero no te preocupes, no está tan grave, solo vas a necesitar cuanto mucho hasta mañana para recuperarte, permíteme.

Tomando suavemente la parte de la cara de Sebástian sin daños, de sus palmas brotó un polen verdoso que se impregnó en las magulladuras de Sebástian. Al principio ardió como si el infierno hubiera estallado, pero luego de unos segundos el dolor aminoró considerablemente.

—Se quedará aquí hasta el día de mañana, ¿entendió?

—¿Qué me hizo? —inquirió Sebástian.

—Usé mi elemento para sanarle, el polen que le eché va a actuar tanto fuera como por dentro del área donde se untó y va a mejorar su estado, pero dele tiempo, por lo mientras y viendo que se quedará aquí le he traído esto —dijo sacando la bolsa negra que había traído.

De la bolsa sacó un par de camisetas blancas con la inscripción "Ee" en dónde se encuentra el pectoral izquierdo, además de unos pantalones de color azul oscuro y traje de ejercicio con las mismas características para los días que tocara alguna clase que lo requiriera.

—Es tu uniforme —explicó el hombre—, al traer al elemental tenemos anotado su talla de ropa para mandarle a hacer su vestimenta, además que ya han traído seguramente tus cosas de tu casa.

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