Septiembre 1991
— ¿Y si nadie se presenta?
Se acercó al asiento y agarró rápidamente la mano de BaekHyun antes de que pudiera morderse las uñas. — ¿Me estás tomando el pelo? Toda la comunidad ha estado esperando por esto.
Era el día de la ceremonia de inauguración oficial de la biblioteca. No le cabía duda de que la mitad de la ciudad se acercaría a echar un vistazo al interior del original edificio. A pesar de que no se lo había dicho a BaekHyun, se había interesado por el proyecto a menudo, y no tenía ninguna duda de que el público estaba asombrado por los resultados.
Doblando la esquina, llegó a un stop. Incluso aunque la biblioteca estaba a cuatro manzanas, los policías hacían su mejor esfuerzo para dirigir el tráfico. Con largas filas en todas las direcciones, parecía que no había suficientes plazas de aparcamiento en toda la ciudad para dar cabida a la multitud.
— Maldita sea. ¿De dónde viene toda esta gente?
BaekHyun se desabrochó el cinturón de seguridad y se inclinó, sosteniendo la cabeza. — Creo que me voy a poner enfermo.
Sonrió y le frotó la espalda. — Lo harás muy bien.
— Recuérdamelo otra vez, ¿por qué estuve de acuerdo en dar un corto discurso? — gimió BaekHyun.
— Debido a que este proyecto es tu bebé. Te lo mereces. Simplemente debemos estar agradecidos de tener un pase de estacionamiento reservado.
Se dirigieron al final del estacionamiento donde los otros personajes oficiales se encontraban estacionados. Según BaekHyun, representantes de la junta de la biblioteca, como políticos estatales y locales dispuestos para la ceremonia.
Salió de la camioneta y tomó de detrás del asiento la chaqueta de su traje, la misma que había llevado a la graduación de BaekHyun. Estaba sorprendido de lo mucho que había avanzado su carrera en tan poco tiempo. Era una prueba más del talento y dedicación de su pareja. — ¿Listo?
BaekHyun negó con la cabeza. — Dame un segundo.
Se dirigió a la parte delantera del camión y se quedó delante del edificio de hormigón y vidrio. Desde el frente, los dos pisos de la biblioteca parecían seis libros en posición vertical. El artista que la empresa contrató había hecho un trabajo asombroso en la pintura de los lomos de los libros. Si no lo hubiera sabido, habría jurado que los libros estaban envueltos en cuero de colores. Los títulos en dorado de algunos de los libros más venerados del mundo pusieron una sonrisa en su rostro.
— Me alegro de que agregaras La telaraña de Charlotte. Siempre fue uno de mis favoritos.
— Lo sé, — dijo BaekHyun, acercándose a él. — MinSoo me lo hizo como un favor. El resto de los libros fueron escogidos a través de una encuesta.
Pasó un brazo alrededor de BaekHyun. — Gracias.
BaekHyun lo miró y sacudió la cabeza. — No. Es mi manera de darte las gracias. No hubiera aceptado el trabajo si no hubieras accedido a seguirme aquí. Sé que no te lo digo lo suficiente, pero estoy agradecido por cada día que me quieres.
Se agachó y le dio un beso rápido y suave. — Estoy agradecido de que me lo permitas.
— Oh, Dios mío, ¡es fantástico! — Una mujer con el pelo largo de color chocolate con hilera tras hilera de pequeñas trenzas colgando y un vestido de estilo bohemio corrió hacia ellos. No tenía duda de que era Suzy.
