Ese día había comenzado fresco, mamá me despertó con besos y abrazos como si fuera un bebé aún. Pero yo la dejé, siempre la dejé que hiciera conmigo lo que quisiera, aprendí a disfrutar de su cariño y valorarlo porque cuando Sasuke naciera, ese cariño iba a ser compartido, o quién sabe, quizás y ese cariño se iría por completo.
—Feliz cumpleaños, amor. Eres lo más bonito que tengo en mis días, tú y tu hermanito en camino me hacen completamente feliz. Disfruto mucho verte crecer y valoro mucho tu vida y la oportunidad de ser tu madre. ¡Felices cinco años, mi vida!
La abracé fuertemente como no queriendo soltarla nunca, respiré su aroma y me sentí el niño más afortunado de todos. Mamá ya no podía cargarme, pero me tomó de la mano y fuimos al comedor, donde papá ya estaba listo. Me acerqué a él y me abrazó, claro que menos efusivamente, pero era el único abrazo que recibía al año por parte de él, entonces era un gran tesoro poder sentirlo rodearme con sus brazos que parecían los más fuertes del mundo y que me decía al oído:
—Feliz cumpleaños, hijo.
—Gracias, papá. —Dije dándole una sonrisa sincera.
Nos sentamos en el comedor a desayunar y entonces papá puso una cajita con un lazo frente a mí. Yo sólo volteé a ver sus ojos y aclaró mi confusión:
—Es para ti. Tu mamá lo eligió, esperamos que te guste.
Tomé la cajita en mis manos y la abrí emocionado. Dentro había un collar de tres argollas, negro, que se ajustaría a mi tamaño conforme creciera.
Y mi corazón brilló de amor al ver a mis padres y ver ese pequeño collar.
—Muchas gracias, está muy bonito. ¿Puedo ponérmelo ya?
—Claro, mi amor, déjame ayudarte.
Mamá me puso el collar en el cuello y por alguna razón se me hizo un nudo en la garganta, al ver a papá sonreírme, a mamá con los ojos brillosos viéndome y sentir todo el amor que me tenían. Me sentí con las energías renovadas, sentí mil emociones y supe que ese día podría con todo porque me convertía en mayor y cada vez más amado.
Así que con convicción tomé mis cosas después del desayuno y con una sonrisa grande le dije a mamá:
—Mamá, hoy la vida me regalará un amigo.
Ella sonrió, me abrazó fuerte y me dijo que me amaría a pesar de todo.
Cuando llegué al colegio ya no tenía miedo, papá volteó a verme y me sonrió antes de irse. Sabía que su hijo iba más valiente ese día.
Entonces cuando entré al salón de clases vi a la maestra Kimi preparando unos papeles cuando me vio ella a mí y se acercó nada sorprendida de que yo fuese el primer niño que llegaba al salón de clases.—Hey, ven aquí, feliz cumpleaños.
¿Cómo lo sabía?, el simple hecho me había dejado sin palabras. Pero de una u otra manera me había hecho feliz. Esa maestra cada vez me caía mejor.
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Esos ojos tuyos.
Romance¿Cómo nacen las historias de amor?, ¿cómo aferrarte a las simples cosas cuando todo tu mundo se está viniendo abajo? ¿Qué pasa con tu vida cuando encuentras al amor de tu vida y a la vez vas conociendo el final de ésta? ¿Cómo despedirte? Los person...